Real Madrid se impone 2-0 al Chelsea en la ida de cuartos de final de la Champions League

Por  Staff Puebla on Line | Publicado el 12-04-2023

 

El fútbol no tiene atajos. La compra de jugadores a granel, por estupendos que sean, necesita un montaje. El del Chelsea de Boehly está por encargar. Esa lluvia de estrellas y de otras que solo lo son por su precio cayó en Madrid por primera vez, muy empobrecido respecto a sus dos últimas visitas, que son de anteayer. Es difícil que el Madrid deje pasar por alto un rival así en la Champions. Jugó con más inteligencia que emoción, y esto no va por Vinicius, incapaz de contenerse, para llegar a Stamford Bridge en posición envidiable. Conoce tanto la competición que sabe cuándo conviene el corazón, que le llevó a la Decimocuarta, y cuándo la cabeza, en noches de ida con vuelta pendiente.

Era un Bernabéu con garras y dientes y Lampard tomó nota. Obvió la defensa de cuatro que le arropó en su estreno y metió los tres centrales que empleaba Potter, Thiago Silva medio convaleciente incluido, a costa de lo más parecido a un goleador que habita en la plantilla: Havertz. Posiblemente presumía que el Madrid saldría con los del Camp Nou, un once para partidos a la tremenda que Ancelotti cree que vale también para una primera mano. Así que la cosa quedó en lo que decían las alineaciones: un Madrid dominante y volcado y un Chelsea enclaustrado, aunque con la defensa muy adelantada, y a la caza de una contra. Dos se tragó el equipo de Ancelotti en los primeros tres minutos, las dos partieron del formidable Kanté, las dos se le fueron vivas a João Félix, las dos llegaron en pérdidas imprudentes de los centrocampistas blancos. Todo en un Bernabéu en modo avión. Es el madridista un público que se agranda ante lo imposible y se encoge ante lo probable.

Tampoco animaba demasiado el equipo, atrapado en esa doble red que protegía a Kepa. Ese desmadre a la americana de Todd Boehly en el mercado no guardaba relación con el aburrido orden del equipo en el campo. El Madrid tardó 12 minutos en pisar el área. La combinación sobre un ladrillo de Vinicius y Benzema acabó con un remate soso del francés.

El pase de Carvajal

Así navegó el partido hasta que se abrió la primera grieta en la zaga del Chelsea. Carvajal, que ya andaba curioseando en la posición de interior, picó un balón al centro del área con el tacto de Kroos y la intención de Modric, lo remató apuradamente Vinicius, toque suficiente para que Kepa solo pudiera rechazarlo y Benzema, que andaba de ojeador, lo mandara a la red. Dos minutos después, Sterling remataba a quemarropa junto al palo derecho y Courtois aplicaba su mano de hierro. La izquierda esta vez. El Madrid de la Decimocuarta en 120 segundos: un nueve y un portero hechos de oro.

1-0. Kepa desvía el remate de Vinicius y en el rechace asoma Benzema para empujar el balón al fondo de la portería de los 'blues'.

Definitivamente estábamos en otro partido. Ahora el Chelsea pensaba y corría el Madrid. Y ahí Vinicius, que en una semana ha escapado de sus dos mejores carceleros (Araújo y Foyth, por ese orden), es una fiera. En una de sus arrancadas se llevó por delante a tres defensas azules. Su remate picado, con Kepa entregado, lo sacó antes de la línea Thiago Silva. También apareció el Benzema de primavera, presente en todas las zonas de conflicto, capaz de encontrar una salida en cada una de ellas. Una lástima que Rodrygo no acabe de entender tanta maniobra imprevisible del francés. Esa asignatura ya la aprobó Vinicius

El Chelsea se quedaba en el amago, especialmente en la banda de Reece James, que quedó marcado a fuego por Vinicius, y en alguna salida de Kanté, cuyo motor no lo avería ni una lesión de ocho meses. Al resto le costaba crear y replegar. El Madrid tenía mucho espacio y poca claridad en la suerte suprema. Se despidió de la primera parte con un disparo lejano de Valverde, una opción muy menor en un ataque de cuatro contra tres.

Con diez

En la segunda volvió el mismo Vinicius, mal sueño de Reece James. Su mezcla con Benzema es explosiva. Nadie corre más que el brasileño, nadie pausa mejor que Benzema a la espera de refuerzos. Esta vez la caballería fue Modric, al que se le fue alta una rosca por un palmo.

El partido andaba en tiempo muerto cuando Rodrygo le encontró la espalda a Chilwell, quien para evitar lo irremediable le derribó al borde del área. Salvó el gol y se llevó la roja. Antes Lampard había perdido a Koulibaly, por una lesión muscular y optó por recoger velas. Metió a Chalobah como tercer central para aguantar el temporal y esperar mejores tiempos en Stamford Bridge. Para resistir el asedio ya no tenía sentido João Félix, que una vez más se fue del Bernabéu con las manos vacías.

Para evitar el peligro Ancelotti quitó al brillante pero amonestado Camavinga. También llegó al partido Asensio, de puntualidad británica con el gol. Llegó a tiempo una vez más. Al Madrid le faltaba ese punto de emoción necesario para rematar a la pieza. Mandaba con una cierta frialdad, pero le bastó con darle una pelota al balear en el borde del área para que este metiera un zurdazo raso inapelable. Definitivamente, Ancelotti ha desempolvado a un futbolista que pone el gol por delante de cualquier cosa. El italiano dio por bueno el 2-0, retiró a sus dos centrocampistas monumentales, Kroos y Modric, vio cómo Benzema perdonaba el 3-0, cómo Rüdiger evitaba el 2-1 y miró al partido de vuelta, quizá consciente de que su equipo remonta mejor que administra.

Con información de AS 

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