Los robos de arte más famosos del mundo se han llevado cantidades millonarias de los museos, y uno de los más infames es mexicano.
Los museos suelen ser un blanco atractivo para los criminales, eso se debe a que sus paredes están llenas de obras de arte millonarias que valen mucho más en ciertos mercados negros. Además, el cine y la televisión han hecho que “ladrón de arte” suene como una profesión muy interesante.
Tenemos a hombres como Thomas Crown, Simon Dermott (Peter O´Toole), quien ayudó a Audrey Hepburn a entrar un museo para recuperar la pieza falsificada que su papá prestó para una exposición, y los Monument´s Men, que robaron el tesoro artístico que los Nazis se habían llevado durante la guerra (digamos que son como los Robin Hood del arte), que le dan a la figura del ladrón un toque sofisticado, cool y hasta altruista que hace que la idea de robar (en especial en esta economía) no se vea tan mal después de todo.
Pero, a veces, la realidad supera a la ficción y en el mundo real se han llevado a cabo unos cuantos robos de arte que dejan al mundo entero en estado de shock, preguntándose como es que esos criminales se las arreglaron para entrar, burlar la seguridad, llevarse algunas de las pinturas más famosas del mundo y salir de ahí sin ser detectados (en algunos casos).
Pinturas de Da Vinci, Van Gogh, Gauguin y Picasso, valuadas en millones de dólares, han sido víctimas de robos en el pasado, a veces estas obras aparecen en los lugares más inesperados, pero, en otros casos no vuelven a ser vistas nunca más y se convierten en uno de esos misterios sin resolver que cautivan la atención del mundo.
Ni los museos más seguros del mundo pueden evitar que, de vez en cuando, un “fanático del arte” entre durante la noche y salga de ahí con sus piezas favoritas.
El “robo del siglo” mexicano
Este atraco fue realizado por dos estudiantes de veterinaria sin experiencia criminal. Una noche de diciembre de 1985, después de visitar el museo unas 50 veces, dos estudiantes se metieron al museo por los ductos de aire acondicionado y se llevaron unas 120 piezas históricas invaluables. Para resolver el caso se pidió la ayuda de la Interpol, pero pasaron cuatro años para que pudieran encontrar muchas de las piezas escondidas en el clóset de uno de los criminales, aunque no se recuperaron todas.
Millones en el baño
Un día de abril de 2003, pinturas de Van Gogh, Picasso y Gauguin con un valor de 8 millones de dólares desaparecieron misteriosamente, pero, antes de que la investigación pudiera avanzar, las pinturas fueron encontrados en el bote de basura de un baño público abandonado cerca de la Withworth Art Gallery de Manchester. La policía recibió una llamada anónima que los llevó a las pinturas que se encontraban dentro de un tubo de cartón con una nota que decía “La intención NO era robar, solo destacar la seguridad lamentable”.
El escape perfecto
En diciembre del año 2000, un grupo de ladrones armados con ametralladoras entraron al National Museum de Estocolmo a plena luz del día, tomaron a los guardias prisioneros y procedieron a llevarse un autorretrato de Rembrandt y dos pinturas pequeñas de Renoir, después salieron corriendo y escaparon en un bote que los estaba esperando en el canal cercano al museo. Pero eso no es todo, mientras escapaban, dos coches estacionados cerca del museo se incendiaron y alguien lazó púas sobre la calle para que no pudieran perseguirlos. Las pinturas, valuadas en 45 millones de euros, fueron encontradas a lo largo de la siguiente década en Estocolmo, Copenhague y Los Ángeles, pero los criminales no fueron descubiertos.
Policías o ladrones
Este es uno de los robos más significativos en el mundo del arte. Ladrones disfrazados de policías entraron al Isabella Stewart Gardner Museum de Boston y se llevaron un botón con un valor de alrededor de 500 millones. Los criminales dijeron que estaban respondiendo a un reporte de disturbios, inmovilizaron a los guardias de seguridad, los encerraron en el baño y tomaron obras de Vermeer, Manet y Rembrandt.
Los criminales fueron asesinados un tiempo después, pero, hasta ahora, las obras no han sido recuperadas y existe una recompensa de 10 millones. Actualmente los marcos vacíos cuelgan en la galería como un homenaje a las obras perdidas.
La “dama” desaparece
El 21 de agosto de 1911, un exempleado del Louvre de París entró al museo y se llevó una de las obras más famosas del mundo, escondiéndola debajo de su saco, la Mona Lisa. Al darse cuenta de su desaparición, unos 60 policías fueron asignados al caso y, en su busqueda, terminaron acusando a otros personajes famosos del robo, desde Picasso hasta JP Morgan y siguieron siendo sospechosos hasta que, dos años después, el verdadero criminal fue arrestado (después de que quisiera hacerse el héroe.
Fuente: GQ