Abraham Lincoln tiene aspecto de dandy metropolitano, el emperador Augusto luce una cara dulce y juvenil, mientras que su antecesor y tío Julio César lleva la tiranía clavada en los ojos. ¿Y qué decir de ellas? Mona Lisa presenta un rostro mucho más esbelto, la faraona Nefertiti una mirada afilada y la reina inglesa Isabel I, la que logró contener la invasión de la Gran Armada de Felipe II, una piel blanquecina que contrasta con su cabello de color fuego.
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Ese es el aspecto actual que tendrían los grandes personajes de la historia según la diseñadora gráfica Becca Saladin. Basándose en los retratos y esculturas que nos han llegado sobre estos hombres y mujeres que dominaron el mundo en el pasado, ha adaptado sus fisionomías y vestimentas a un estilo modernista. Su trabajo lo comparte en la exitosa cuenta de Instagram @royalty_now_.
"Un día pensé lo interesante que sería ver a estas personas del pasado con una apariencia actual, con peinados modernos y maquillajes", comenta Saladin. Su primer montaje lo realizó con su personaje histórico favorito: Ana Bolena, la segunda mujer de Enrique VIII que acabó decapitada. Cogió uno de sus retratos, le cambió el outfit, le pintó las pestañas y las cejas, la maquilló y voilá. "Me sentí mucho más identificada con ella", dice la diseñadora.
Todas sus creaciones las realiza mediante Photoshop. Cuando hay un lienzo fiel a la imagen del rey o reina en cuestión, el salto al siglo XXI es mucho más sencillo, pero en el caso de los bustos egipcios y romanos, la labor de reconstrucción facial se complica. "Eso ha sido lo más difícil. Utilizo partes de otras imágenes y fuentes (narices, ojos, labios, etcétera) y las manipulo para que encajen y se ajusten al sujeto. Luego pinto digitalmente detalles como la sombra de ojos, las arrugas o el color de piel", describe Saladin.
La diseñadora también reconoce que adapta los rasgos faciales en función de las corrientes artísticas de cada época: "Por ejemplo, todos los Tudor tienen bocas muy pequeñas en sus retratos, mientras que los ojos de las esculturas romanas presentan los ojos del tamaños de un los dibujos animados. Intento corregir esto cuando creo sus imágenes actualizadas", expone. El resultado es muy curioso —le falta descubrir la peculiar mandíbula de los Austrias españoles—, y ojo, que Cleopatra no se parece en nada a la Elizabeth Taylor que le dio vida en la película de Joseph L. Mankiewicz.
Fuente: El Español