Que los ciegos puedan ver las pinturas, que los sordos escuchen las historias de cada obra o que las personas con discapacidad intelectual las entiendan sin dificultad alguna son los objetivos principales de las innovaciones de accesibilidad al arte que el Museo Thyssen presenta en Madrid dentro de un proyecto participados por otros cinco museos europeos y financiado por la Unión Europea. La estrella es un dispositivo de “relieve interactivo” que permite al usuario leer al tacto las reproducciones de un cuadro mientras el aparato le va informando –por voz, imagen y texto– sobre cada uno de los personajes, objetos, elementos y detalles de la pieza que está tocando.
Aunque se concibiera especialmente para los invidentes, esta máquina de sentir el arte creada por los ingenieros y expertos del llamado programa Arches se pondrá a disposición de todo el público. “Tal vez los niños más que nadie pero también los mayores..., todos quisiéramos tocar las obras de arte que vemos en los museos”, señala la coordinadora del proyecto por parte del Museo Thyssen, Felícitas Sisinni.
La herramienta de relieve interactivo consta de tres elementos: una reproducción en 3D del cuadro de que se trate, una cámara y una pantalla con botones táctiles a los lados. Como novedad más relevante respecto a inventos anteriores de igual o parecida –el propio Thyssen ya instaló algún cuadro en relieve para ciegos hace años–, el sistema identifica con precisión y en tiempo real cada una de las figuras y componentes de las obras. También incluye filtros de color y de grises y opciones para ampliar las descripciones o modular su velocidad, entre otras posibilidades.
De momento, los usuarios podrán ver, oír y tocar de ese modo seis grandes obras pictóricas; una por cada museo integrado en el proyecto. Además del Thyssen, que en este apartado aparece representado con Habitación de hotel , de Edward Hopper, el grupo Arches incorpora al Victoria and Albert Museum y la Wallace Collection de Londres, el Kunsthistorisches Museum de Viena, el Lázaro Galdiano de Madrid y el Bellas Artes de Asturias, en Oviedo.
Otros dos productos destacados del consorcio, en el que también participan cuatro compañías tecnológicas de España, Austria y Serbia, son una aplicación para móviles con rutas temáticas de cada una de los centros –cinco en el caso del Thyssen– y un juego digital que también puede utilizarse fuera de los recintos.
Un aspecto clave del proyecto es que todos los instrumentos se han creado a partir de las indicaciones aportadas por los 200 representantes de colectivos concernidos que, semana tras semana a lo largo de tres años de preparativos, han visitado los museos y trabajado con los generadores de los nuevos sistemas. En cuanto a la inversión económica, el Arches ha costado 3,8 millones de euros. Una bagatela para lo mucho que supone y puede dar de sí.
Fuente: La Vanguardia