Este 8 de marzo se celebró el Día Internacional de la Mujer, fecha que conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona.
Este grupo en Puebla, representa el 52.07% de la población total de acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), por ello es que no sorprende que cada vez más mujeres sean las cabezas de familia que deben buscar el sustento para la misma.
Un estudio elaborado en 2014 por Iniciativa Ciudadana Región Puebla detalló que de cada 100 migrantes 24 son mujeres, quienes son una parte importante de la migración laboral y generadora de ingresos en las familias de las comunidades a las que pertenecen.
En este mismo sentido, la firma Western Union indicó que las mujeres radicadas en Estados Unidos suelen enviar un mayor porcentaje de sus salarios a sus familiares en México.
Odilón Almeida, presidente para las Américas y Unión Europea de la firma, refirió que “las mujeres han emergido de la marginación en la ecuación de la migración internacional, para convertirse en tomadoras de decisiones y contribuidoras esenciales para el bienestar económico de sus familias y comunidades”.
Y abundó que datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) las mujeres representan el 48% de la población que migra hacia otros países o ciudades en busca de mejores condiciones de vida.
En Puebla, donde se tiene una larga tradición migratoria, la zona de donde parten más migrantes hacia Estados Unidos principalmente es la Mixteca, el Valle de Atlixco y Matamoros, asimismo, se ha detectado que en los últimos años mucha gente de la zona de la Sierra Norte ha ido en busca del ‘sueño americano’.
Respecto al análisis de Western Union, las mujeres envían dinero de manera regular y por períodos más largos de tiempo, mientras que, de acuerdo con datos de la ONU, tanto hombres como mujeres que envían remesas tienen una mayor preferencia por que sean mujeres quienes las reciban.
Lo anterior, deja en evidencia que las mujeres emisoras y receptoras de remesas las dirigen en beneficio directo de sus familias, al incluir alimentación, educación, salud, vivienda y el ahorro, en tanto que los receptores masculinos de remesas tienden a gastar un poco más en el consumo de bienes.