Vestida por Miuccia Prada, Kim Kardashian no parece Kardashian. Lleva una falda lápiz y un top a juego dejando ver el vientre, mientras su cuello, pechos y caderas quedan cubiertos por un generoso abrigo de piel multicolor con un cierto aire a lo gato de Chesire, el de Alicia en el País de las Maravillas. Parece, sin duda, un reverso de la Kardashian pública, esa misma que acentúa sus curvas hasta hacer de ellas una barroca marca personal |
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