Aquel hombre extremadamente pulcro, que rinde homenaje al cuerpo y la piel, y que por ningún motivos se atreve a salir con un cabello fuera de su lugar, conocidos desde la década de los 90 como metrosexuales, están quedando en el pasado, porque el gremio masculino —aunque a veces lo niegue—, busca nuevas formas de expresión y de implantar moda, y lo de ahora es verlos asaltar las calles con tupidas barbas, cabellera más larga y libre, camisas a cuadros, botas todo terreno y una mochila o morral al hombro, exactamente cual leñadores y es así como se denominan: lumbersexuales |
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