El Economista sugiere que si eres parte de una empresa familiar te acerques con algún especialista o a una institución educativa de primer nivel que apoye y forme a sus integrantes.
Debemos recordar que somos personas y tenemos formas de pensar, intereses, y actuaciones diferentes. A esto hay que adicionarle posibles problemas pasados, jerarquías, cualidades, divorcios, etcétera.
Con orden podemos lograr que la empresa pueda tener una organización corporativa haciendo frente a un plan de sucesión y expansión. Algunos puntos a considerar:
1.- Más vale prevenir que lamentar. Planee la forma en la que manejará su empresa desde un principio.
2.- Separe relaciones familiares y relación de negocio, ello le permitirá ser más objetivo en sus decisiones.
3.- Establecer una organización empresarial bien definida asignando distinción de roles, con descripción detallada de puesto, agenda de labores, responsabilidades, metas, evaluaciones de desempeño, etcétera.
4.- Los puestos no se heredan, se ganan. Deben tener políticas claras sobre la contratación de parientes, así como planes de sucesión y edades de jubilación, manteniendo relaciones de equidad y meritocracia en la empresa.
5.- Acuerdos para compraventa de acciones, y obligaciones para su transferencia a siguientes generaciones.
6.- Contar con un consejo de administración, donde participen todas las direcciones de la empresa, e invitar a consejeros externos con experiencia empresarial.
7.- Entender que pueden existir debilidades en la gestión, y que es necesario apoyarse de gente capacitada para mitigarlas; no por eso perderá el control de la empresa.
8.- Formar un código empresarial de buen gobierno, para promover valores, y acuerdos que definan el comportamiento de la familia en el desempeño laboral.
9.- Evaluar efectos legales, patrimoniales y fiscales, ante una eventual transmisión de acciones-propiedades, buscando menor carga tributaria y seguridad jurídica.
10.- Si un familiar no cumple con lo estipulado en su puesto será removido; es un empleado de la empresa. No mezclar el dinero de la empresa con el dinero de los familiares, evitando así malas interpretaciones.
Otro punto importante a considerar es contratar puestos claves, desde directores generales externos a la familia, y exigirles estrategias y metas, buscando la continuidad del negocio, con base en bonos de productividad, donde el dueño mantiene la presidencia del consejo, continuando disfrutando de los dividendos de su empresa.
Fuente: http://eleconomista.com.mx/finanzas-personales/2015/04/16/manejo-empresas-familiares