Identificada como una práctica intimidatoria, el mobbing o acoso laboral está creciendo entre las empresas que no cuentan con una planificación de jerarquías y en las instituciones burocráticas. La característica principal es el uso de comportamientos hostiles, comentarios y acciones degradantes hacia el acosado, que por lo regular son trabajadores que dan bueno resultados en sus labores diarias.

En 1986 el psicólogo alemán, Heinz Leyman refirió que el mobbing es un tipo de violencia psicológica que se desarrolla en los lugares de trabajo, lo que provoca que el afectado tenga problemas emocionales al ser víctima de chismes, explotación o exclusión entre otras conductas por parte de sus compañeros y superiores. El objetivo del acoso es provocar que la víctima abandone su puesto de trabajo ante la presión o que acepte los abusos por la necesidad de conservar su empleo.

El mobbing pasa por varias etapas. En el caso del acoso sexual el afectado/a antes de ser víctima de ofensas o presiones vive una fase de seducción. Quienes no atraviesan por ese período, viven directamente un conflicto con sus superiores y después tiene que enfrentarse a conductas negativas que desaprueban su desempeño.



Los celos profesionales y la falta de empatía entre los compañeros son dos factores que alimentan el acoso laboral. En general, los jefes son los principales promotores del mobbing y actúan en complicidad con otros subordinados que colaboran con otras acciones o simplemente prefieren no ayudar al acosado. Para seguir controlando a sus empleados las empresas prefieren culpar de la incómoda situación laboral a los acosados. El impacto en la salud del afectado se centra en largos episodios de estrés, crisis de pánico, ansiedad y depresión. La resistencia a seguir trabajando bajo esas condiciones dependerá de la fortaleza del empleado o de las acciones legales que éste emprenda para evitar el abandono de trabajo.

Organizaciones laborales de Europa, Estados Unidos, Canadá y Australia han reconocido al mobbing como un acontecimiento que evita el desarrollo y la sana competencia entre los trabajadores. En México, investigadores de antropología social de la UNAM,  el IPN, la UAM y la U de G, han advertido que las descalificaciones en el desempeño laboral o las relaciones con compañeros, la asignación excesiva de trabajo, amenazan verbales y el acoso sexual son los actos más comunes del mobbing.