Los inesperados giros de la vida han terminado por desnudar completamente a Fernando Manzanilla Prieto como lo que siempre ha sido: un simulador, un vendedor de humo y un mercader de espejismos. En 2010, el camaleónico político se vendió como un “gran estratega electoral”, pero lo que tuvo para triunfar fue a un extraordinario candidato y, él sí, un sagaz […]