Fernando Maldonado
Era el mes abril del 2008. Dos mujeres religiosas, con los atuendos característicos de sus órdenes religiosas que desde luego ignoro, bajaron de una desvencijada camioneta de color indefinido, de tan viejo. Cruzan palabras. Las veo a lo lejos.
Una de ellas va a la taquilla, a la entrada del llamado Jardín del Arte, administrado entonces por la asociación Puebla Verde, de la señora Angeles Mastretta.
La monja enfila sus pasos hacía la entrada. De la camioneta destartalada comienzan a descender niños, un conjunto indeterminados de pequeños cuya edad podría oscilar entre los 5 y 13 años de edad.
Unos llevan juguetes en las manos; otros, los mayores cargan cajas y garrafones de agua de Jamaica. Se nota el ánimo festivo del grupo de niños, claramente menesteroso. Nunca a esa edad hay ataduras suficientemente fuertes para atajar el entusiasmo por estar en espacios lúdicos.
Para entonces, la mujer regresa de la taquilla. Habla de nueva cuenta con su compañera a quien se le desdibuja la sonrisa en el rostro: no hay dinero para la paga del boleto que les dé derecho a cada uno de los niños el ingreso al Jardín del Arte.
Es así como el grupo regresa sobre sus pasos. Primero los más pequeños y luego les siguen los más grandecitos, con sus cajas llenas de tortas y los enormes recipientes de agua de sabor. Ya con todos arriba de la camioneta, se acerca una mujer que también ve la escena. Ofrece pagar la entrada de los niños.
El par de mujeres religiosas acepta la oferta. Los niños estallan en júbilo y terminan por ingresar al parque que según la presidenta de Puebla Verde es de los poblanos.
Recupero el expediente vivido ante la posibilidad cierta de que la señora Mastretta obtenga la dispensa de la ley en un pleito jurídico contra el gobierno de Mario Marín Torres.
Podrá tener la razón jurídica, pero la interpretación legal no la convertirá en la más justa de las activistas. Tal vez una política más flexible y menos utilitarista permita que en verdad los poblanos todos, puedan hacer uso de este y otros espacios lúdicos en la entidad.
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