Fernando Maldonado
La presencia de la doctora en derecho María de la Luz Lima Malvido en el equipo de transición del alcalde electo de Puebla, Eduardo Rivera Pérez confirma la preeminencia que los grupos de extrema derecha tendrán en el gobierno municipal de la capital de Puebla, a partir del 15 de febrero de 2011.
Militante del llamado Movimiento Universitario de Renovada Orientación (MURO) confesó haber fumado marihuana y robado un portafolio al obispo de Cuernavaca de orientación liberal, don Sergio Méndez Arceo.
Incluso hay una clara referencia a la utilización de la tortura, en un video presentado por el exprocurador General de la República, Jorge Carpizo Mcgregor y que sustanció una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el 21 de mayo de 2002.
Un despacho informativo difundido por la agencia gubernamental Notimex decía en aquél entonces: “En un comunicado, Carpizo Mcgregor explicó que las grabaciones fueron realizadas a Lima Malvido cuando se presentó a los exámenes psicológicos del Centro de Control de Confianza de la PGR el año pasado antes de su presente designación en esa dependencia”.
La ahora asesora en materia de seguridad para el equipo de Rivera Pérez ocupó el segundo puesto en importancia, después del titular de la PGR en el sexenio de Vicente Fox Quesada, el general Rafael Macedo de la Concha.
Había sido designada subprocuradora de Coordinación General y Desarrollo de la dependencia. Desde ese encargó dio rienda suelta a las presiones de la iglesia católica para desempolvar el crimen del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, sucedido siete años antes de su designación.
También heredó las indagatorias por los 70 millones de dólares que el hermano “incómodo”, Raúl Salinas de Gortari, hoy benefactor de los pueblos pobres de San Martín Texmelucan, había depositado en bancos de Suiza. En ninguno de los dos casos pudo obtener resultados satisfactorios.
Abril de 2003 el Periódico Reforma documentó el pleito protagonizado por Luís Rodríguez Malvido en un bar de la ciudad de México “La pachanga”. Se trataba de uno de los hijos de la entonces subprocuradora que en más de una ocasión tuvo que hacer uso de su notable influencia para resolver los problemas que sus vástagos causaban.
Una última prenda nos permite conocer el perfil de quien muy probablemente se convierta en funcionaria de primer nivel en el gabinete municipal.
Doctora en Derecho por el Instituto Nacional de Ciencia Penales, en agosto de 2003 cometió otra de las pifias que llenó su hoja de vida a su paso por la función pública. Acudió al juzgado noveno de distrito para declarar en contra de cuatro funcionarios de la PGR a quienes se les acusaba de haber sustraído parte del expediente de la indagatoria por el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo; la diligencia no se desahogó porque no llevaba una identificación oficial.
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