No a la doctrina de la frivolidad

Fernando Maldonado

Por discreción exacerbada, prudencia o porque su nueva condición de actor preeminente de la vida pública lo exige, el presidente municipal electo de la capital, emanado de la coalición Compromiso por Puebla desestimó compartir con sus electores el nombre de la persona o grupo de presión que pretendió comprarlo.

El martes 21 de septiembre Eduardo Rivera Pérez reveló o presumió en una entrevista radiofónica con Carlos Martín Huerta que ya habían llegado las primeras propuestas para corromper al nuevo gobierno, que entra en funciones a partir del 15 de febrero.

Dijo que no habrá lugar para el “diezmo”, la comisión o dádiva. El ideal podrían toparse de frente con una realidad inexorable, real y cotidiana. Tristemente padecemos un sistema que parece diseñado para la componenda, el acuerdo en lo oscuro, el pase de charola.

Difícil erradicar santo y seña de nuestra administración pública que corroe instituciones, programas, acciones; doblega voluntades y compra conciencias. Será difícil erradicarlo. Un trienio no es nada. Y no es tango: verdad absoluta de nuestro mecanismo de gobierno.

El alcalde electo pudo haber compartido el nombre de quien buscó favores a través de jugosas componendas. Rivera Pérez que de la honestidad ha hecho una forma de vida, guardó silencio. Así lo quiso. Se quedó con un dato cierto que nos permitiera ver a quien encarna la corrupción. Fue solo puya.

No abundó más sobre el tema. Tampoco dijo si por discreción o para proteger al corruptor, o por cuidarse así mismo de una indiscreción que pudiera traer obstáculos, riesgos en el camino que llevará a una sucesión hasta ahora sin contratiempo en el ámbito municipal.

La secrecía en casos análogos, suele asemejarse al criterio patrimonialista en el ejercicio del poder que tanto cuestionó el Partido Acción Nacional. Rancia costumbre de nuestra muy anquilosada clase política. Culto a la opacidad en tiempos de transparencia.

Equivoca el alcalde electo la estrategia. Ofrecer apenas atisbos de entretelones del poder público sugiere frivolidades análogas a quien dejó mal sabor de boca en una sociedad que esperaba más de la alternancia: Vicente Fox. Cita inevitable aquélla la de las víboras prietas y tepocatas.

Si la oferta llegó a sus manos y calló, poco abona a su grupo que será gobierno a partir de la segunda mitad de febrero próximo. La seriedad supone rigor a la hora de expresar la palabra; congruencia es verbo, sustantivo la coherencia. Honremos la palabra. Que la frivolidad no sea doctrina.

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