Fernando Maldonado
Entre el domingo 12 y martes 14 dos operativos de la Armada de México en Puebla para la captura de personajes vinculados con la delincuencia organizada parece mucho. Sobre todo si como lo refrendó el discurso oficial: En Puebla no pasa nada.
De los fraccionamientos visitados por los elementos de la Secretaría de Marina, más llama la atención el de Concepción Buena Vista en Zavaleta. Sitio en el que habitan honorables empresarios, también hay nombres notables del ámbito de las leyes: abogados y notarios.
Sin conocer el resultado aún del sujeto detenido, en ese desarrollo habitacional de lujo vivieron el ex sub procurador de Justicia en Tlaxcala, Edgar Bayardo del Villar, acribillado a tiros en un café de Polanco en la Ciudad de México en su calidad de testigo protegido de la PGR en diciembre pasado.
También ahí tiene una casa el empresario Darío López Fernández, acusado de delitos contra la salud en una Corte Federal en Nueva York, en Estados Unidos.
Coincidencia o no, la visita poco amable de los elementos de la Armada en Puerta de Hierro y Concepción Buena Vista en Puebla ahonda el clima de incertidumbre en el aparato de seguridad local, en el contexto de las celebraciones patrias.
Entre el domingo cuando se produjo la captura-entrega de Sergio Villarreal Barragán, alias “el grande” y el martes, por lo menos dos llamadas telefónicas llegaron al servicio de emergencia 066 para advertir de hacer estallar coches bomba en planteles escolares o edificio públicos.
Parece extraño que los llamadas desde el anonimato no hayan advertido del puente decretado desde la Presidencia de la República. Consecuentemente el cierre de escuelas durante las fiestas. Ello obliga a las autoridades a concentrar vigilancia en edificio públicos, también cerrados. Unico inmueble abierto: Palacio Municipal.
Podrían ser las llamadas telefónicas de los bromistas de mal gusto que nunca faltan. El horno no está para bollos. No es necesario advertir que el contexto es por decir lo menos, delicado cuando la población arriba a los 200 años de la independencia nacional.
Lejos del oficioso discurso que enaltece el clima de seguridad que se vive en el estado, la realidad es que a estas fechas, ante la proximidad de la gesta independentista, la zozobra ronda junto al festivo clima del mes más bello de nuestro país.
Por el bien de todos, que el miedo no nos alcance. Que la captura de los narcos, terroristas, extorsionadores y demás fauna no incremento ya la percepción de incertidumbre.
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