De la borrachera a la resaca

Fernando Maldonado

Los números comenzaron a llegar conforme avanzó el tiempo. En periodos de 15 minutos, frente a la computadora se pudo observar la contundencia del acto inusitado, de prestidigitador: la alternancia en Puebla.

La entrega de ayer llevó como título “Puebla: riesgo de anulación electoral”. Enviado el texto a la redacción del periódico, el reportero advirtió que la hipótesis se desvanecía entre el resultado poco previsible hasta entonces, pero inobjetable.

Casi 900 mil votos para las 23:00 horas parecía una cifra astronómica, que fue superada para la mañana siguiente, con más de 1 millón de votos. Esa es la realidad.

El modelo del Programa de Resultados Electorales Preliminares que implementó la empresa contratada para ello resultó instrumento eficiente y contribuyó a cerrar el paso a la incertidumbre política, y la ingobernabilidad.

Para la mañana del 5 de julio, el grupo político que encumbró al candidato ganador de la justa electoral, Rafael Moreno Valle Rosas vivía la borrachera del triunfo.

Gente cercana al equipo de campaña del abanderado de Compromiso por Puebla como Ernesto Echeguren llamó para deslizar una advertencia cuando la opción política se haga del poder, en enero de 2011.

Ya habrá tiempo para que el tufo de la euforia se apague con los meses por venir. O lo que parece consigna, se cumpla.

Ya se verá.

Y si en el equipo de campaña se viven tiempos de éxito y parabienes, en el priismo ya se trabaja en una recomposición del aparato partidista.

Vendrá el control de daños y con ello el reacomodo de los grupos de poder. Hoy les tocó perder. Sabían de los riesgos de enfrentar a un conjunto de fuerzas unidas en una sola.

Un experimentado operador priista dijo el sábado previo a la jornada que el candidato de Compromiso por Puebla traía “método” en la estrategia de lucha en la arena política y que la jornada del domingo no sería fácil. Y así fue.

Los presagios se cumplieron: los votantes hicieron lo suyo, decidieron por una opción política que representa la aspiración de cambio. La voluntad sea.

Que la borrachera de hoy por la alternancia, no sea la resaca de mañana. En hora buena.

En el sótano…
A propósito de borracheras, hay copas que traen dicha y otras que arrastran penas.

¿Quién es el secretario de gabinete que tras conocer la derrota priista en las urnas encontró consuelo entre las burbujas de una mesa y una copa? Ya se repondrá, sin duda.

Otro que también tendrá que recuperarse de la pena, pero sin copas, es el diputado federal por San Pedro Cholula, Juan Pablo Jiménez Concha que apenas bajó del avión de Sudáfrica y encontró hasta la bajilla rota en la casa en la que siempre ha habitado: el PRI de la Diagonal Defensores de la República.

El diputado federal es de los que trae penas, sin copas. O que no?

Tan mal pintó el panorama para el priismo que Acatzingo, la tierra del dirigente tricolor Alejandro Armenta Mier será gobernado a partir del próximo trienio por un candidato de Compromiso por Puebla.

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