Fernando Maldonado
En los últimos tres fines de semana el ex edil de Puebla Enrique Doger Guerrero -aspirante a obtener la candidatura del PRI al gobierno de Puebla- ha repartido en colonias, barrios y juntas auxiliares al menos 600 mil panfletos en los que llama a “alentar un movimiento independiente, ciudadano, estatal, que tenga una expresión en cada municipio”.
En tres párrafos escritos en una cuartilla de papel bond, también dice buscar “nuevas propuestas, innovadoras, claras, audaces y frescas” y en el fondo, el logotipo Instituto Nacional para el Desarrollo Municipal y la Alfabetización, la firma del aspirante y su foto en el tercio inferior derecho.
El discurso se diluye, sin embargo. No resiste el más elemental análisis. La compleja logística puesta en funcionamiento para la entrega de los miles de panfletos que inundan domicilios de poblanos en los últimos tres fines de semanas, echó mano de una las prácticas más rancias del sistema priista: el acarreo, la coacción y la intimidación.
Ni innovador, ni fresco ni claro y tampoco audaz. Más de 600 trabajadores sindicalizados del ayuntamiento de Puebla lo saben. Los delegados sindicales reclutaron por la fuerza, uno a uno, a los trabajadores municipales hasta formar un mini ejército de repartidores de propaganda política disfrazada de “movimiento independiente, ciudadano”.
También lo sabe el líder eternizado en la dirigencia sindical, Israel Pacheco que junto a Enrique Doger ideó desde las sombras de la noche, en la sede sindical allá en la 24 sur, la forma de entregar los montones la papelería propagandística sin dejar rastro.
Una vez reclutados, se les entregó gorra y playera con logos del Indema, la fachada detrás de la cual el ex edil va construyendo su propio camino como aspirante a la candidatura. Ya uniformados, se les asignó una sección debidamente demarcada en la estrategia de distribución.
Para evitar que se los papelitos de Doger se fueran a la basura, aplicaron dos candados: 1), un código de cuatro dígitos en la parte superior derecha de cada panfleto, que traducido al lenguaje interno del cuartel dogerista, evidencia el nombre y apellido del responsable de la entrega.
La supervisión de la papelería fue puntualmente supervisada por los incondicionales de Israel Pacheco investidos como “supervisores”. Para eso de la coacción, Pacheco es habilidoso. Y hasta ahí la primera etapa de la rudimentaria penetración de la figura de Doger Guerrero en el subconsciente colectivo para fortalecer su imagen de cara a la interna priista.
La segunda etapa, más tramposa aún, orilló a ese mismo regimiento de empleados del ayuntamiento a despojarse de gorras y playeras del Indema para entregar otro tipo de propaganda, menos sutil que la anterior: un presunto estudio del diario La Jornada de Oriente en el que coloca al promotor de las ideas “innovadoras, claras, audaces y frescas” en el primer lugar, como el “contendiente más competitivo”.
La maniobra desde luego buscó evitar caer en una clara violación a la nueva ley electoral, que sanciona hasta con la inhabilitación de derechos como contendiente a quien se promocione para algún cargo de elección popular en tiempos no permitidos por la norma.
Así es la fachada del aspirante priista a Casa Puebla que ha construido un discurso a base de medias verdades: Un ciudadano metido a la política que espada en ristre, dice defender hasta con los dientes los intereses de los desposeídos, aunque para ello tenga que utilizar por la fuerza a los empleados del ayuntamiento que tuvieron que sacrificar fines de semana, de 9:00 a 17:00 horas sin siquiera un apoyo para comida.
¿Causa justa?
En el sótano…
Mientras que en el ayuntamiento de Puebla habrá que felicitar al secretario de Gobernación Municipal, Juan de Dios Bravo Jiménez por las próximas nupcias con la subdirectora jurídica del DIF municipal, Erika Concepción Alatorre Abundis.
En Nueva Alianza no aparece el dirigente estatal, Cabalan Maccari. Eso dicen los dirigentes formales del magisterio. Ya hasta hay quien afirma en los pasillos de las sedes sindicales que el líder político cumple compromisos de modelaje ya contraídos con antelación.