Los torpes de Finanzas

Fernando Maldonado

En el último tramo del sexenio de Mario Marín Torres ha agudizado la ineficacia e ineficiencia en las subsecretarías de egresos e ingresos en la Secretaría de Finanzas y Administración. No son nuevos  los yerros; ejemplos previos han sido notorios y notables, pero la coyuntura política es particularmente compleja a la luz de la alternancia política. 

Descomunales, los últimos desaciertos de David Villa Isa y Juan Alberto Armendáriz echarán por tierra la convicción del gobernador de entregar las llaves del poder estatal con la casa en orden. Por lo menos así se puede observar a 15 días de la transmisión del poder Ejecutivo. 

En el primer caso no es ajeno el mandatario el malestar que priva entre un robusto grupo de empresarios de distintos giros en torno a la reticencia que ha encontrado en el despacho del subsecretario de egresos, David Villa Isa para recuperar inversiones efectuadas con anticipación, con la sola confianza como prenda.

La semana pasada el gremio de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción decidió hacerlo patente. Llevó su queja ante el propio mandatario. La molestia parte de un temor fundado: a punto de cerrar la administración, no existe una garantía cierta que les permita tener la certidumbre del debido cobro.

El clima del encuentro entre los constructores y Mario Marín a principios de la semana pasada habría sido distinto al que prevaleció el 16 de agosto de 2010, apenas transcurrida la elección en la que el PRI perdió la mayoría de las posiciones de relevancia en la entidad, el 4 de julio.

De acuerdo con un comunicado oficial del gobierno de Puebla, en aquélla ocasión “Mario Marín Torres se comprometió con representantes del sector de la construcción, que al término de su gestión, no dejará ningún pendiente, se saldarán todas las cuentas, de manera que no quede ninguna deuda con los empresarios.

“En Puebla tenemos garantizada (…) a todos los empresarios, en este caso de la construcción, que sus inversiones están seguras, y sus trabajos, serán remunerados conforme a lo establecido”, remató en aquélla reunión en Casa Puebla para después posar para la fotografía oficial. 

En el caso del encargado de la recaudación, la ausencia de sensibilidad provocó que se generara una mini crisis de la que pocos conocen. Ufano, Armendáriz dijo a quien lo quería escuchar de las metas superadas en materia de recaudación a través del cobro de diversas cargas impositivas de potestad estatal.

Recibieron sus colaboradores un “espléndido” bono de 15 mil pesos por los más de 3 mil millones de pesos de recaudación. Ante tal gesto de generosidad, los subalternos del subsecretario de ingresos acordaron un consenso inédito: regresaron el estímulo, conservaron la dignidad y el coraje. Armendáriz hubo de aguantar el desaire ante la evidencia palpable de su incapacidad para construir legítimo liderazgo.

En el sótano…
No era difícil imaginar que la entrada al escenario público de los integrantes de Compromiso por Puebla en el Congreso se produjera en los términos del sábado previo. Las personalidades de personajes de la vida pública como José Juan Espinosa, de Convergencia; Héctor Alonso Granados, de Nueva Alianza; y la inocencia del panista Rafael von Raesfeld fueron la delicia de los reporteros de la fuente.

El discurso de toma de posesión del gobernador de Tlaxcala, Mariano González Zarur puso el dedo en la llaga. Acusó nepotismo, opacidad y corrupción del gobierno que salió por la puerta de atrás del Congreso del Estado en la persona de Héctor Ortiz Ortiz.

El experimentado comunicador don Raymundo Vega y Crespo se convirtió ayer en el más cercano colaborador del nuevo mandatario tlaxcalteca. En la concreción de su proyecto fueron necesarios ingredientes como esfuerzo, sacrificio y el cariño de su familia que lo premian tras el periodo oscuro en que cargó con el estigma del grupo político que en Puebla lleva el nombre de un sujeto perverso.

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