Fernando Maldonado
Cuando el líder estudiantil Joel Arriaga Navarro cayó sobre el volante de su automóvil Opel modelo 1971, comenzó a escribirse la historia de pasajes insondables que alimenta el mito, y también la desmemoria.
Uno de los más iracundos detractores de la derecha, ese espacio de la geopolítica mexicana de la época de la Guerra Fría en el que convergieron una buena parte de la clase política de hoy, fue Arturo “el sapo” Loyola González, hoy regidor en la planilla del alcalde electo, Eduardo Rivera Pérez.
Al igual que el ex gobernador Gonzalo Bautista O’Fárril, el “activista de la izquierda” declaró en una mesa de agencia del ministerio público por el crimen del dirigente estudiantil ultimado tres décadas atrás, ya cuando el asesinato había prescrito.
Según consta en la foja 634, el próximo regidor dijo que “cursaba como el octavo semestre” en la carrera de contaduría pública. En el interrogatorio efectuado por la licenciada María Gema del Rocío Montero Valencia, admite haber sido procesado por diversos delitos (averiguación previa 123/2130/72/DMS).
“A la cuarta pregunta que diga el compareciente la fecha en que fue encarcelado y el motivo, a lo que contestó: con precisión no lo recuerdo pero fue en el mes de octubre, a finales. Fui encarcelado por los delitos de homicidio, asalto, robo, lesiones y son los que recuerdo en este momento”.
En el inicio de la declaración, el militante del PRD expone que previo al homicidio de Arriaga Navarro, se había desatado “una campaña de linchamiento por las autoridades de aquélla época y grupos vinculados principalmente con la derecha”.
Dice el texto de la declaración: “Que diga el compareciente a qué se refiere con la palabra denominada la campaña de linchamientos que se dio en aquélla época (1972)”.
A lo que respondió: “Se utilizaba como un sinónimo de amenazas, y estas eran utilizadas constantemente por el grupo FUA (Frente Universitario Anticomunista), Juventud Nueva, Náhuatl, la Asociación de Barrios y Colonias y grupos empresariales”.
Acusó de este clima de opinión en contra de los dirigentes estudiantiles no solo a los grupos conservadores, sino a los medios de comunicación como El Sol de Puebla, La Opinión y a La Voz de Puebla. “De radio en éste momento no recuerdo”, respondió ante la fiscal de la Procuraduría General de Justicia.
Al momento de su declaración, ya con un largo y sospechoso pasado se acreditó como contador público y “de ocupación asesor jurídico de transportes”. Conmueven sus primeras palabras, cuando dice ante quien le tomó la declaración: “me siento en la obligación a fin de que el homicidio del arquitecto Joel Arriaga Navarro no quede impune (…) que es lo que alienta a que se sigan cometiendo actos de este tipo”.
http://twitter.com/fmaldonado15