Noé Peñaloza, al límite

Fernando Maldonado

Nunca jamás Noé Peñaloza Hernández imaginó que salir de las ignotas paredes de la empresa de su propiedad Cerámica San Julia abriría para hacer vida pública se encontraría ante el riesgo de ser víctima de persecución judicial.

Empeñado primero en ser alcalde por el partido que le facilitara sus siglas en San Martín Texmelucan, ya en el cargo acarició la idea de ser candidato del Partido Nueva Alianza al gobierno poblano.

En una entrevista concedida al noticiario de TV Azteca Puebla en su emisión nocturna hace casi dos años, dijo que de ser gobernador mudaría los poderes públicos del estado a una nueva sede: el territorio texmeluquense. Los analistas más conservadores levantaron la ceja, pero la mayoría lo acribilló.

Naturalmente no alcanzó su propósito ante la creciente figura política de quien obtuvo la victoria en la elección pasada.

Lo que sí alcanzó con una facilidad asombrosa fue el aislamiento político, la ruptura con aliados estratégicos del pasado y una administración similar a la del déspota ofendido por el Tartufo (El impostor) de Molière.

La explosión del ducto de Petróleos Mexicanos que arrojó como saldo parcial 27 personas fallecidas, 52 heridas -5 de ellas de gravedad- y más de 80 viviendas destruidas pone de manifiesto la opacidad con la que el empresario metido a político se ha comportado.

Podrá decir el alcalde sumergido en el infortunio de su coyuntura que las malas condiciones en las que se encuentra la tubería de la paraestatal fue factor para la tragedia, pero no es la forma más inteligente para disfrazar una gestión pública omisa, descuidada, complaciente y corrupta.

Antes de la desastrosa explosión con la que amanecimos este domingo, ya el propietario de Cerámica Santa Julia tenía problemas de una enorme envergadura: la falta de solventación en sus cuentas públicas ante la Comisión Inspectora del Congreso del Estado.

Si la investigación ordenada por el presidente de la República Felipe Calderón para encontrar a los responsables de la probable ordeña clandestina de combustóleo o gas de las tuberías de Pemex no vinculan al alcalde texmeluquense, difícil será que libre las acusaciones preparadas desde el poder Legislativo.

De poco le valdrá la amistad de la que gozó con el gobernador saliente Mario Marín Torres; tampoco obtendrá la dispensa del entrante, no obstante los costosos regalos que el edil llevó a la poderosa Elba Esther Gordillo y mucho menos contará con los aliados a quien terminó por darles la espalda.

Un día, Peñaloza habrá pensado para sí mismo en el yerro cometido al salir a al escrutinio de la vida pública en lugar de quedarse a buen resguardo en Santa Julia, la empresa en la que mandó como quiso hacerlo como servidor público.

En el sótano…
El trabajo informativo de la tragedia de San Martín Texmelucan no podía haber sido más puntual y por momentos en tiempo real si no fuera por las facilidades de twitter, en manos de los periodistas poblanos.

Un abrazo familiar desde este espacio al director de comunicación del ayuntamiento de Puebla, Emilio Trinidad y a su señora esposa Yolanda Hernández, que hoy están de manteles largos. Con cariño y aprecio.

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