Zavala: repetir la historia

Fernando Maldonado

Los “zavalistas” de ayer son los simuladores de hoy. O al revés. O tal vez nunca dejaron la condición de aduladores del poderoso.

El caso es que cuando la semana pasada en el cuartel general (de lo que le queda) enfrentaba la mini crisis por la presunta declinación a la dirigencia estatal del PRI, el ex abanderado al gobierno estatal debió haber ya pulsado el daño causado por la especie.

Un ex dirigente priista dijo la víspera a este reportero que el operador más eficaz y cercano que ha tenido Mario Marín no solo no había claudicado en esta nueva empresa, sino que se había fortalecido.

Según su apreciación, el intento del diputado electo por la vía plurinominal, el xenófobo Enrique Doger Guerrero por descarrilar de la interna priista a su siempre adversario, había producido un efecto contrario al esperado y que, en consecuencia, terminó por apuntalar a Javier López Zavala.

En la Ciudad de México habrían leído estas señales y, en consecuencia, no había cambio de estrategia. Para el siempre obcecado Doger, Zavala va, dijo la fuente. Ya se verá.

Pero si para cuando comience esta semana y el ex abanderado priista no ha hecho el obligado control de daños, indispensable en cualquier manual de ciencia política, ya se podrá advertir el perfil del proyecto que encabezara desde el PRI en la oposición: la obsolescencia.

El vacío informativo generado por la conducta del aspirante a dirigente no solo no ha sido capaz de llenarlo, o desvirtuarlo. Al contrario. Su ausencia en la esfera ha dado margen para que otras fuerzas políticas ocupen el espectro con la consecuente inconsistencia discursiva y daño para el proyecto.

López Zavala opera como siempre lo ha sabido hacer. Lejos de la escena, ajeno a la luz, en los rincones o en los cafetines ajenos al escrutinio.

Teje bien en el arte de la política, con una salvedad: no tiene ya mucho que ofrecer el hombre que poco tiene que dar.

Los pocos fieles que le quedan aseguran que su jefe sigue en la tarea de cabildeo con actores de la vida interna priista.

Solo ven un adversario a vencer, cuando en realidad son muchos más.

Son los mismos que en el pasado inmediato se llenaron la boca con el “zavalismo” y hoy apuestan por otro proyecto.

La moneda sigue en el aire. Mientras el operador natural que es Zavala insista en observar solo una parte del amplio abanico de militantes que se oponen a su continuidad en la esfera partidaria repetirá la dosis sufrida el 4 de julio anterior. Ya se verá.

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