Fernando Maldonado
Si la versión de que el delfín del gobernador del estado Mario Marín para suceder a Alejandro Armenta Mier en la dirigencia del PRI es Javier López Zavala, entonces la alcaldesa Blanca Alcalá habrá cometido dos agravios el mismo día, al aún jefe político de los priistas en la entidad.
El primero de los desaires ocurrió durante la ceremonia de Izamiento de Bandera a las 9:00 de la mañana, en bulevar 5 de Mayo y la 25 Oriente. La agenda de la alcaldesa se establecía textual que “la Presidenta Municipal estará acompañada del C. Gobernador del Estado”.
No llegó la anfitriona a la celebración de la Gesta de los Niños Héroes de Chapultepec. No es asunto menor: desatender reglas de cortesía y convivencia es mal visto en cualquier ámbito. Más en altas esferas del poder.
Tal vez llegó el tiempo de cobrar viejas facturas por los desaires del pasado inmediato. El esquema de pensamiento de la mujer, ya se sabe, es insondable.
No conforme con ello al medio día se dejó ver en la comida a la que convocó en primerísimo orden Lauro Sánchez a un grupo de militantes del PRI –ella misma ostenta esa condición.
En rebeldía parece haberse ubicado una oveja gris por su pobre desempeño en el ámbito partidista. El secretario de Finanzas, Gerardo María Pérez Salazar. Más allá de su tibia autopromoción para ser alcalde por la alcaldía de Puebla, la asistencia a la comida de hoy es lo más notable de los últimos años
Conviene detenerse en los acuerdos de este grupo priista que bien podría ser conocido como El Pacto de la Silla. El primero de los consensos fue definir el perfil de un PRI local ajeno al poder, a partir del 1 de febrero de 2011 como consecuencia de la pérdida de la contienda electoral de julio pasado.
Construir un partido que sea interlocutor razonado pero firme ante el usufructuario del poder Ejecutivo. Que imponga reglas del juego en el Legislativo para privilegiar la agenda que al tricolor le es prioritaria. Y la defensa de los 115 ayuntamientos con alcaldes electos priistas.
Los asistentes al acto inaugural de El Pacto de la Silla: Adela Cerezo, Blanca Alcalá, Marcela Jiménez, Víctor Díaz Palacios, Alberto Jiménez Merino, José Antonio Godina, Víctor Gabriel Chedraui y Víctor Manuel Giorgana, Cuberto Cantorán, Gonzalo Uribe, Gerardo María Pérez Salazar, Lauro Sánchez y Pablo Fernández del Campo.
Fueron 13 a la mesa. Número cabalístico que inquieta a gnósticos y despreocupa a pragmáticos. Fueron los que tenían que estar. Cada uno con su capital y su lista de agravios bajo el brazo. Por voluntad propia o involuntaria, la inasistencia de Guillermo Deloya y Jorge Estefan.
Este sí ausente por consenso de El Pacto de la Silla, Enrique Doger Guerrero. Diputado plurinominal y principal antimarinista, se quedó a la espera de la llamada para ser convocado. Nadie quiso convidarlo. Por algo será.
En el sótano…
El regidor del Partido Accón Nacional, Pablo Montiel Solana se ofendió por la filtración que permitió saber que tiene un pie en el estribo del avión que lo llevará en dos semanas a París, Francia con cargo al erario. Hasta parece cortado con la misma tijera de los regidores de otros partidos a quienes tanto ha señalado por comportamientos impúdicos.
Casualidad o acuerdo previo. El domingo que elementos de la Armada de México establecían perímetro para la detención de “El Grande” en Puerta de Hierro, a unos metros del domicilio particular del gobernador electo Rafael Moreno Valle Rosas, ya se encontraba en Nueva York.
A propósito de la detención del capo al servicio del cártel de los hermanos Beltrán Leyva en Puebla, la mañana de ayer ingresé al portal de sospechosa conducta, mala redacción y peor rigor profesional acento21, tan atento a probables hecho delictuosos de poblanos.
Se les había ido la nota de la captura de uno de los mafiosos más buscados en México y Estados Unidos. Consigné en twitter la omisión de este digital y recibí como respuesta un “Deberian leer mas y criticar menos,Capturan a ‘El Grande’ en Puerta de Hierro”.
Cuerpo editorial y propietarios deberían ser tomados como ejemplo en aulas donde se imparte cátedra de periodismo para mostrar de deficiencias, omisiones y perversidades de un medio al servicio del que paga, sin enseñar el rostro.