Fernando Maldonado
El presidente del PRI en Puebla, Alejandro Armenta Mier tiene acotado el tiempo político, reloj biológico que mueve a los hombres del poder. Camina su propia ruta para entregar la estafeta, aún a sabiendas que se viven horas decisivas para evitar el desgajamiento del aparato partidista.
El plazo es corto y la pasión desborda. Las cabezas de grupo se mueven en torno al diezmado tricolor, perdedor único de la jornada electoral. Ejercen presión, cuestionan y reparten culpas del resultado.
Los leños del árbol caído son combustibles para encender la pira, en cuyo fuego se iluminará la noche en que los simuladores serán llevados al cadalso para el sacrificio.
El tiempo se termina, el reloj corre en silencio y sin pausa. De ello sabe Armenta Mier, empeñado en encontrar el tono conciliatorio, en medio de un periodo de transición en el que el PRI vive horas de desasosiego, sin brújula ni autoridad moral para encontrar el nuevo derrotero, desde la oposición.
No admite la posibilidad de quedarse un periodo más en la oficina de la Diagonal Defensores de la República. Oxigenar la toma de decisiones con la inclusión de las expresiones más representativas a la hora de la verdad, es la premisa.
Los liderazgos piden las cuotas de poder. De buen modo o sin él, claman por un jirón que el vendaval del 4 de julio les dejó como partido. El dirigente Armenta lo sabe, lo palpa. Habla con todos para construir su propia salida del cargo que antes le dio laureles, cuando hoy solo espinas.
Una actitud que contrasta con el discurso revanchista del ex candidato a gobernador, Javier López Zavala. En octubre pretenden exhibir las cabezas de los “traidores” que llevaron al precipicio de la derrota la propuesta política que abanderó.
El dirigente del PRI sabe que camina por el filo de la navaja. Zavalista sin rubor, parece dispuesto a formar parte de los pocos actores del priismo que buscan un periodo sucesorio que va más allá de dejar la silla de presidente a otro militante.
Convertir al PRI de un partido omnímodo en Puebla a una fuerza opositora inteligente, razonada y firme a la vez es la apuesta. Veremos si en dos meses, antes de las lluvias de octubre el último dirigente del priismo dominante consigue su propósito, en medio de la leonera.
En el sótano…
Este reportero ofrece una disculpa por un error sólo atribuible a un descuido que no debe pasar por alto.
En la entrega de la Parabólica del lunes escribí: “Mario Marín García encabeza un proyecto político con uno de los más serios tropiezos tras la derrota en las urnas”.
En realidad debió decir: “Mario Marín Torres encabeza un proyecto político con uno de los más serios tropiezos tras la derrota en las urnas”. Se trataba del gobernador del estado y no se su primogénito con quienes el autor de Parabólica también debe disculparse.
Ayer a las 18:31 hrs., en el semáforo de bulevard Atlixcáyotl a las afueras del fraccionamiento La Vista el conductor de una camioneta estaquitas de Nissan decidió que no era necesario respetar la ley y se pasó a 120 kilómetros por hora la señal en rojo, para tomar la lateral que lleva al Periférico.
La patrulla de Seguridad Vial del Estado número 091 pudo haber actuado y detenido al flagrante infractor, pero decidió quedarse en el interior de su patrulla, no fuera a ser que el inmaculado uniforme se fuera a estropear en una tarde lluviosa.