Fernando Maldonado
El autodefinido “presidente legítimo” ha convocado el próximo domingo a una nueva y multitudinaria concentración en el zócalo del Distrito Federal, para desde ahí lanzar su candidatura a la Presidencia de México en 2012.
La nueva estrategia de Andrés Manuel López Obrador tendrá un pálido apoyo en el estado, tras la coalición “Compromiso por Puebla” en la que van juntos no solo las tribus más radicales, sino el ala moderada del Partido de la Revolución Democrática.
Otroras defensores de las causas de Amlo, los Méndez, Spíndola, Loyola y hasta Malpica terminaron por desdibujarse en el escenario político después de la elección pasada.
La mayoría de las familias que en el pasado formaron parte de la oposición desde la izquierda en Puebla, estarán ahora en la nómina de un gobierno en el que la supremacía la ostenta un instituto ubicado en el extremo opuesto al del PRD.
Uno de los integrantes de las redes de apoyo a López Obrador fue Miguel Méndez, hijo de Jorge Méndez Spíndola que ahora ocupa un cargo en la planilla del presidente municipal electo de la capital, Eduardo Rivera Pérez, militante notable del PAN.
El propio Méndez Spíndola ha sido un cercano colaborador de René Bejarano, el popularmente conocido “señor de las ligas”, blanco de la más feroz campaña instrumentada desde las filas del partido en el que milita el Presidente de la República.
Otro militante incomprendido de la izquierda, Arturo “el sapo” Loyola, pertinaz colaboracionista de los gobiernos en turno también forma parte de la morralla de arropó a la coalición opositora hecha gobierno, a partir de febrero de 2011.
¿Qué será de los feroces críticos de la derecha que pronunciaron incendiarios discursos después de la elección presidencial de 2006 que llevó al poder a Felipe Calderón, el “espurio”?
Nada. O casi porque desde la comodidad de Puebla, a la distancia se van a quedar calladitos. No vaya a ser que el chequecito de la primera quincena del gobierno del que serán comparsa, les vaya a rebotar.
En el sótano…
En política lo que parece es. Después del resultado de la elección en la que el grupo dominante perdió las posiciones de mayor relevancia política, viene otro episodio del que tampoco se pueden esperar buenos augurios, si es que hay consigna.
La Auditoria Superior de la Federación tomó la decisión de revisar el gasto público en al menos cuatro obras de gran envergadura en el estado de Puebla, que requirieron recursos públicos federales.
Es práctica habitual que la ASF realice revisiones constantes y sistemáticas en esferas gubernamentales de distinto nivel. Esa es potestad del auditor general en el país.
Sin embargo en medio de una percepción casi generalizada de que la cacería de brujas está por venir, la noticia ha llenado de enojo, y frustración también a los secretarios de despacho en la esfera gubernamental en Puebla.