Fernando Maldonado
El triunfo es paternidad de muchos, la derrota no tiene madre. Es un viejo adagio que deviene sabiduría en tiempos de crisis como la que vive el grupo gobernante.
Por ello se nota más que nunca el tropiezo de un grupo político que tuvo la oportunidad de ganar en las urnas, lo que perdió en la estrategia y los amarres.
Cómo se puede entender que hace casi un mes la delegada del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en Puebla, Mercedes Guillén Vicente haya despachado con la descortesía natural en ella a quien con números en mano ya le vaticinaba el peor de los escenarios.
No solo se resistió a ver una realidad ya prevista en el futuro inmediato, sino que no informó de ello a nadie. Guardó para sí misma los números que de manera rigurosa habían sido recogidos del sentimiento de la gente en la calle.
También resulta difícil entender que los movilizadores del voto priista, usualmente adiestrados en el arte de la alquimia electoral, no hayan recibido nunca la luz para comenzar a hacer el trabajo el domingo 4 de julio. Amanecieron a la espera y a la espera se quedaron. Nunca nadie los llamó.
En cambio si es entendible que agrupaciones mafiosas como Antorcha Campesina y sus millonarios líderes, Aquiles Córdova y Juan Manuel Celis hayan comprometido el apoyo que nunca llegó.
Encima de ello, hicieron que los habitantes de los pueblos en donde es gobierno votaran por los candidatos propios que competían bajo las siglas del PRI, al que terminarían de patear con el llamado a votar por el abanderado a la gubernatura de Compromiso por Puebla.
El candidato de Puebla Avanza no podía advertir nada de ello, encapsulado como estaba.
Tan metido estaba en la burbuja priista que nadie nunca le advirtió que la propaganda que era colocada en las ciudades y pueblos del estado era tan mala y de poca calidad, que solo cabe una hipótesis: el encargado del diseño decidió por un proveedor “baratito” para ganarse unos pesos, que no fueron pocos.
Tan encerrado estaba que tampoco pudo ver que el tema del “hoyo financiero” convertido en estrategia de guerra electoral se había convertido en un bumerán que terminó por hacerle daño. El traking lo dibuja a la perfección.
Dato adicional: en las 12 semanas de campaña, el otrora archirrival, Enrique Doger estuvo al aire seis con la cantaleta aquélla de “Con Zavala, Puebla gana”. Hizo campaña y gratis.
Tan grandes fueron los yerros en el cuarto de guerra y la dirigencia priista que solo una palabra define la circunstancia: traición.
En el sótano…
Albricias para Ignacio Dávila, coordinador de medios del candidato a alcalde de Compromiso por Puebla. Tendrá doble motivo para festejar. No solo por la exitosa campaña aérea diseñada para Eduardo Rivera.
El próximo 24 de julio contrae matrimonio con su prometida Alejandra Santillana Bonet. Felicitaciones a ambos.
En los próximos días comenzarán a aparecer espectaculares que el ex candidato a alcalde a la capital, Mario Montero Serrano hará colocar. Ofrecerá así un gesto de gratitud a quien voto por él el domingo pasado, pero además un gesto de hombría y dignidad.
¿Cuánto tiempo guardarán lealtad los hombres de negocios cabeza de cúpula que se vincularon al proyecto del gobernador Mario Marín y ya no saben que hacer para declararse seguidores del nuevo panismo que llevó a la victoria a Rafael Moreno Valle?
Crucen apuestas.
http://twitter.com/fmaldonado15