Fernando Maldonado
Tiene razón el secretario de Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón cuando en Puebla dijo este fin de semana que no había línea desde Los Pinos para ayudar a los candidatos del Partido Acción Nacional que compiten por algún escaño, alcaldía o gubernatura.
Por lo menos tres tópicos así lo evidencia.
En el caso poblano, ha quedado de manifiesto en las últimas dos semanas. Primero cuando la mayoría de los asistentes asistieron al desfile conmemorativo de la Batalla de Puebla, ver a un presidente completamente distinto al de la foto aquélla utilizada en campaña que nos mostraba a un mexicano afable con la mano diestra levantada en señal de saludo.
Bochornoso por que el presidente de los mexicanos desdeñó al gobernador en turno, que para quienes denuestan la figura principal del marinismo no está mal, pero desairar a los jóvenes que esperaban lucir sus galas y gallardía en la parte final de la parada cívico-militar, tiene una trascendencia más allá de la disputa por el poder.
Defensores insólitos del desdén presidencial han intentado en los últimos días minimizar el comportamiento majadero de un presidente lleno de altanería y procaz.
Ese gesto adusto, lleno de intolerancia propio de los caciques del porfiriato que tanto daño hizo a los pueblos originarios de este país, tendría que ser utilizado por los detractores del panismo, si la inteligencia diera pauta a una estrategia efectiva.
Nadie ha pedido a los candidatos de la coalición Compromiso por Puebla que emanaron del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec hacer un pronunciamiento tras el desaire presidencial. Los que ahora forman parte de la oposición esconderán su ficha curricular porque carecen de valor para cuestionar a un presidente de línea dura, dictatorial e insensible.
En el plano nacional dos más evidencias más: el nuevo incremento al costo de la gasolina que tendrá nuevos repercusiones en la economía familiar.
Haber esperado a que llegara el 10 de mayo tendría que motivar un enérgico llamado a recordar a la progenitora de los días de Ernesto Cordero, Agustín Carstens o quien sea, por la nueva puñalada asestada a la economía de los mexicanos que se mantienen ajenos a los intereses cupulares de los partidos y sus candidatos.
Tiene razón Lozano Alarcón: Los Pinos no ha metido las manos en el proceso electoral de Puebla y otros once estados de la república en donde habrá elecciones para renovar el poder ejecutivo respectivo.
Los desaciertos sugieren que ante el declive y agotamiento del proyecto político que encabeza, Felipe Calderón ya colgó los tenis, entregó las plazas o negoció una salida sin campaña de linchamiento o persecución política después del sexenio que corre.
Tiene razón el secretario de Trabajo y Previsión Social cuando dice que no hay estrategia.
En efecto no la hay porque en lontananza el Presidente de los mexicanos, el que desaíra pueblos enteros, que castiga con más carestía a su pueblo solo tiene en mente una cosa: ponerse la verde en Sudáfrica, sede de la copa del mundo. En menos de un mes veremos ese gesto de turismo presidencial.
Cuánta verdad encierran las palabras del amigo personal de Felipe Calderón.
En el sótano…
El secretario de Información y Propaganda del PRI estatal, José Tomé confunde un gesto de cortesía con sinónimo de sumisión. Tendrá que revisar su bitácora de agravios para que pueda advertir que la humildad en la faena que lo ocupa también suma. Los lacayos que él observa, serán los detractores de mañana. O no?
El ex secretario de Agricultura en el sexenio de Melquiades Morales Flores, Víctor Díaz Palacios no asistió a la comida que el Grupo 24 de Mayo organizó para legitimar a la cabeza de ese grupo como militante y activo del PRI, pero ello no quiere decir que sea un “ex melquiadista”.
A diferencia de Carlos Alberto Julián y Nácer y Mario Riestra que tienen un pie en la campaña del candidato Rafael Moreno Valle Rosas, Díaz Palacios fue el representante del candidato Javier López Zavala en el arranque de la campaña del abanderado del PRI en Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú.