Fernando Maldonado
Cuando el secretario de Desarrollo Social en el municipio de Puebla con permiso, Víctor Manuel Giorgana Jiménez comunicó a la presidenta municipal de Puebla su decisión de subirse al carro de la campaña al gobierno del estado de Javier López Zavala, lo menos que encontró fue la recriminación.
Atrás quedaron los tiempos en que el acuerdo y la coincidencia de intereses propiciaban un clima de entendimiento entre la inquilina del palacio municipal y el funcionario de primer nivel que en la práctica, abandonó el barco en el que según su criterio, le permitiría alcanzar la candidatura priista a la alcaldía de Puebla.
Y esa fue la ruta del desencuentro más notable entre la jefa y su subordinado: a flor de tierra en un campo fértil para el encono y la chapucería, que expuesta la traición, sino en el comportamiento de un servidor público que en el pretérito fue consejero de primera línea de quien aspiró y ocupó el cargo de presidente municipal.
De mal modo la alcaldesa escuchó la semana pasada la explicación de un colaborador que operó su arribo a la campaña priista de espaldas a su jefa, en el más silencioso de los sigilos y la discreción, sin el consentimiento ni visto bueno de la jefa directa y cabeza de grupo político.
No solo a él le hizo saber del disgusto provocado por el aún empleado en el ayuntamiento capitalino. Esa misma tónica ha mantenido con diversos colaboradores: el inconveniente que siente por haber permitido que su secretario de Desarrollo Social tuviera tal margen de maniobra.
La llama de atención hace algunos meses, cuando Giorgana fue pillado por la alcaldesa en momentos en que se aseaba el calzado en la plancha del zócalo capitalino en horas de trabajo es ahora sí, cosa de niños.
En las últimas semanas la principal funcionaria en el municipio capitalino ha tenido que ver pasar a dos de sus colaboradores a tareas partidistas específicas: Mario Rincón, director de política social y subordinado a Giorgana, y el propio responsable del combate a la pobreza.
El primero hace hoy esfuerzos en la campaña del antimarinista Rafael Mporeno Valle Rosas; el otro, lo hará en la de López Zavala.
No se trata evidentemente de un gesto de cortesía de Alcalá Ruiz hacía el priista que busca sustituir al actual huésped de Casa Puebla. Los acuerdos entre ambos han sido establecidos desde los tiempos en que el ahora abanderado despachaba en la Secretaría de Desarrollo Social en el estado.
En el sótano…
El ex edil de Puebla, Enrique Doger Guerrero vive ahora como las bailarinas en retiro: solo de la fama.
O cómo se puede entender que en la campaña priista le hayan puesto un coordinador en la capital, siendo él en teoría el que maneja el pandero de la coordinación metropolitana? ¿Notaron por fin que es ineficiente cuando de trabajar se trata? ¿Advirtieron que el flamante coordinador metropolitano persiste en un inmovilismo que genera sospecha?
Una certeza: Giorgana va a jugarse el todo por el todo. No tiene nada que perder y mucho que ganar si consigue hacer la tarea que le habían encomendado al ex alcalde que dice presumir aún de cierto capital en el municipio más poblado de la entidad.