Fernando Maldonado
No hace falta el adjetivo para definir la condición del gobernador de Guanajuato, Emilio González Márquez. Sobra el análisis cuando lo sucedido está ahí, inobjetable y a la luz de todos.
Los hechos, los mismos que tanto pondera el gobernador electo, Rafael Moreno Valle, están a la vista. Líbranos señor de la blasfemia. No vaya a ser.
La majadería aflora en el jalisciense “capacitador” de las autoridades electas de Puebla.
Ilustra el comportamiento impúdico.
“Yo tengo poco de gobernador, pero a la mejor ya se dieron cuenta lo que algunos putitos dicen, me vale madre¡ Así de fácil. Yo sé lo que se tiene qué hacer en Jalisco¡.
“Déjenme decirles que yo estoy comprometido con este movimiento, que yo traigo aquí un pinche papelito que dice Gobierno del Estado de Jalisco, Secretaría de Finanzas (…) Hasta que cabrón hiciste algo bueno por Jalisco, Martín (Mendoza) Hernández (secretario de Finanzas), felicidades chigao¡ Ya hacía falta¡.
“Este es un cheque, no me importa, don Juan (Sandoval Iñiguez, cardenal de la iglesia católica en Jalisco), absuélvame desde allá, además estamos haciendo un buen desmadre si o no?”.
Son las palabras del jefe de las instituciones en el estado de Jalisco hace poco más de un año, cuando decidió subir al escenario en una cena con la crema y nata de la sociedad de aquélla entidad para hacer un donativo por 15 millones de pesos del dinero público, para causas de fe”
“Aquí hay 15 millones de pesos (aplausos) del pueblo eh¡ No mío, yo no los tengo (…) pero saben qué, la gente voto por mi”.
Allá en el bajío, como aquí en Puebla hay una sociedad agraviada por el uso patrimonialista del dinero público, por los abusos de poder, por el comportamiento majadero y la prepotencia como forma de vida.
Es el mismo que la víspera se auto invistió “juarista” y “revolucionario”. La diferencia radica en que de acuerdo con los nuevos tiempos, la alternancia en curso, lo políticamente correcto es no hacer olas, no vaya a ser que los oradores de la vela perpetua, prestos para ir por la tajada del poder se vayan a ofender.
O como dijo ayer el defensor de lo indefendible, militante del PAN y anateresista, José María Iguiniz “no se nos vaya a hacer nudo el escapulario”.
En el sótano…
El triángulo del mal conformado por el Chelis, los Mastretta y Emilio Maurer se mordieron ayer las uñas después de conocer que en la junta de propietarios de los equipos de la primera división terminaron por aceptar como dueño del Puebla de la Franja al empresario Ricardo Henaine.
Mañana le cuento de las complicidades tejidas de manera subrepticia en torno a los tristemente conocidos como “moto taxis”. Los funcionarios involucrados y sus componendas, y el interés sospechoso de los líderes obreros.
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