BATALLA CAMPAL EN EL PRI POBLANO

CONFERENCIAS ICADEP

Que en el CEN del PRI ya no saben si reír o llorar con la auténtica batalla campal existente entre los aspirantes a la minigubernatura de Puebla, quienes caminan profundamente divididos y enfrentados a partir de al menos dos bloques diametralmente opuestos y cuyos integrantes ingenuamente han pretendido condicionar y marcarle los tiempos y los modos al presidente del partido, Manlio Fabio Beltrones.

Las reuniones, los movimientos y los mensajes del supuesto grupo de la “unidad” han caído pésimo, por decir lo menos, en el ánimo del dirigente, quien ha vuelto a confirmar lo que ya se sabía: que no hay peor enemigo de un priísta poblano que otro priísta poblano.

Y es que todos, hasta los que no tienen un solo mérito, quieren la peleada candidatura, pero ninguno ha sabido precisar su postura en caso de que ellos no sean los favorecidos. Quieren poner sus condiciones y si no se las satisfacen, dinamitar el proceso interno, como si el horno estuviera para bollos y no tuvieran enfrente el más importante reto electoral de las últimas décadas.

La unidad en el PRI de Puebla es de mentirillas, y más frágil que una esfera de vidrio.

Por eso, en el CEN ya hay abierta molestia por la creación de un obvio frente común contra uno de los aspirantes con más posibilidades, Enrique Doger Guerrero, quien mejor ha decidido agruparse en torno a la senadora Blanca Alcalá y el presidente del ICADEP, el poblano Guillermo Deloya Cobián.

En el entorno de Beltrones se lee que detrás del TUCOD (Todos Unidos Contra Doger) está la mano del subsecretario de la SEDATU, Juan Carlos Lastiri, quien no ha dejado de mover a conveniencia a sus ovejas, sobre todo ahora que públicamente se ha “bajado” de la contienda: Víctor Manuel Giorgana, Alejandro Armenta y Juan Manuel Vega Rayet, sumados a ellos personajes como Alberto Jiménez Merino y el esquirol de Casa Puebla, Javier López Zavala.

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Pero en el fondo, lo que se entiende es que la jefa política de Lastiri, la secretaria Rosario Robles, es realmente la mano que mueve la cuna, tratando de meterse en un proceso que solo compete a Los Pinos y al CEN priísta.

Excluir a Doger de las reuniones informativas de los delegados federales, negándole ese espacio y foro de contacto con los beneficiarios de los programas sociales del gobierno, se ha interpretado en el PRI nacional como una declaración de guerra interna: Cualquiera, menos Doger.

A Beltrones nada bien le ha caído la injerencia de la titular de la SEDATU en los temas del partido; en el CEN, que por eso se apresura a nombrar a un nuevo delegado –lo más seguro es que sea el nuevoleonés Rogelio Cerda Pérez-, aseguran que la funcionaria está pisando terrenos que no le corresponden por más que, en su más reciente visita a Puebla, el presidente Enrique Peña la haya nombrado “enlace” oficial del gobierno federal con el estatal.

El diferendo entre Beltrones y Robles por el caso Puebla, aseguran, ya llegó al primer nivel del poder, donde se advierte una abierta disputa por apoderarse de la plaza Puebla dado que los dos, Manlio y Rosario, aspiran al 2018.

Los priístas poblanos no han entendido varias cosas, pero sobre todo que el estado es una pieza codiciada dentro de un ajedrez nacional y que la decisión sobre el candidato o la candidata a la minigubernatura de 2016 saldrá desde esas coordenadas.

Lo peor es que el TUCOD va de pifia en pifia, dinamitándose a cada paso.

Por ejemplo, por la vía del diputado federal Víctor Manuel Giorgana, con quien mantiene cercanía, la secretaria general del CEN priísta, Carolina Monroy, fue sorprendentemente convencida de realizar y encabezar una “reunión de aspirantes” a Casa Puebla con el CEN.

Dicha reunión se realizaría a mitad de la pasada semana, pero fue cancelada súbitamente por órdenes del propio Beltrones, quien, tras un manotazo en la mesa, dejó en claro que él es quien marca los tiempos del partido, no la legión de precandidatos ni sus padrinos o madrinas.

El caso Puebla marca el primer diferendo serio entre Beltrones y Monroy, quien mostró falta de oficio político y a punto estuvo de cometer el grave error de legitimar a quienes ni siquiera aparecen en las encuestas que el CEN ya mandó a levantar con el Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) y cuya primera muestra fue entregada en Los Pinos hace unos días.

Para quien lo quiera escuchar, el mensaje que desde entonces mandó Beltrones por la vía de la presidenta estatal del PRI, Ana Isabel Allende, es:

No se hagan bolas, habrá una sola reunión con los principales aspirantes, y será en su momento y circunstancia, pero no para pedirles una unidad que se da por descontada y que no admite ni chantajes ni consignas, sino para simplemente darles a conocer el nombre del o de la ungida, a quien apoyarán sí o sí, les guste o no, o se atendrán a las consecuencias.

Frente al TUCOD, que ya se repartió el estado, el gabinete y hasta las senadoras, diputaciones y alcaldías que estarán en juego en 2018, en el CEN del PRI empieza a permear la propuesta del ex gobernador de Tabasco Manuel Andrade, quien en público, y en privado, ha dicho que el complejo caso Puebla, y la batalla campal en que está envuelto, se solucionan fácil, instalando la COPAL, es decir, la Comisión para la Atención de Loquitos, que estará a cargo del nuevo delegado.

Porque eso parecen: loquitos pretendiendo imponer reglas, tiempos y condiciones a un Beltrones que cuando ellos van, él ya regresa y después de haberles dado una, dos y hasta más vueltas.

gar_pro@hotmail.com

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