Exageran –y exhiben su ignorancia- quienes afirman que desde Los Pinos se financia la “campaña” del principal habitante de Casa Puebla. No le hacen un favor a Rafael Moreno Valle y mucho menos a Enrique Peña Nieto. Maliciosa y desinformada, la versión raya en lo estúpido y lo peor es que es alimentada por los propios priístas, impotentes pero sobre todo incapaces de entender la verdadera naturaleza de la relación entre el presidente de la República y el gobernador poblano. Son los mismos que juran estar a muerte con el primer mandatario del país, aunque en los hechos demuestran todo lo contrario.
Aunque evidentemente las elecciones de este año plantean una disputa abierta entre priístas y morenovallistas, se trata de una disputa más bien alentada exclusivamente desde los sótanos de la Secretaría de Gobernación federal y desde los pasillos principales del Comité Ejecutivo Nacional del tricolor, donde hacen todo lo posible, y hasta imposible, por dinamitar la relación y por llevar a un enfrentamiento directo a Peña Nieto y Moreno Valle, pues creen que así podrán ascender en el escalafón del poder y eliminar rivales rumbo al 2018.
Para su desgracia, ese escenario no va a suceder; no, al menos, este 2015.
Si la forma sigue siendo fondo, el presidente y el gobernador viven una auténtica “luna de miel”.
Antes de la reciente visita a Puebla de Peña Nieto, para reinaugurar junto con el gobernador el Hospital para el Niño Poblano en un evento cargado de símbolos, cortesías que salieron de lo estrictamente republicano y mensajes entre líneas entre los dos personajes, estos fueron los funcionarios federales que desfilaron por el estado a invitación de Moreno Valle:
• El secretario de Economía, Ildelfonso Guajardo, para colocar la primera piedra del nuevo parque industrial de San José Chiapa que albergará 40 empresas proveedoras de autopartes.
• El subsecretario de Comunicaciones y Transportes, Raúl Murrieta Cummings, para inaugurar el Puente “Agua Santa” del camino Chachapa, San Miguel Espejo-Hacienda Capulac.
• El subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda de la secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), Alejandro Nieto Enríquez, para avanzar en la definición de las acciones que concretarán el desarrollo planificado de San José Chiapa, donde se instalará la armadora alemana Audi.
• El subsecretario de Gobernación federal, Roberto Campa Cifrián, para inaugurar el Centro Integral de Prevención y Participación Ciudadana “El Riego” de Tehuacán.
• El secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade Kuribreña, y el presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, para poner en marcha la primera réplica a nivel mundial de la Casa de la Música de Viena en Puebla.
• El comisionado Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido García, para inaugurar el Arco de Seguridad México-Puebla.
De la misma forma, antes de su cuarto informe, Moreno Valle sostuvo reuniones privadas en el Distrito Federal con el secretario del Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete Prida; el director general de Pemex, Emilio Lozoya Austin, y el encargado de despacho de la Subprocuraduría de Control Regional, Procedimientos Penales y Amparo de la Procuraduría General de la República (PGR), Rodrigo Archundia Barrientos.
Por si fuera poco, tras el informe del gobernador, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, quien había fungido como representante del presidente, se quedó en Puebla para atestiguar la conclusión del Anillo Periférico Ecológico, y la directora de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Nuvia Mayorga, acompañó a Moreno Valle a una gira en la que reconoció que Puebla es, hoy, de los estados que más invierten para combatir la pobreza.
Y nada de eso es casualidad.
Ni tampoco gratis.
Más bien resultado de la constancia, la inteligencia, el oficio político y un alto sentido del trabajo en equipo.
Moreno Valle no ha buscado confrontar a Peña Nieto, ni ha promovido, tolerado o alentado ataques directos o indirectos a la figura presidencial ante casos como el de Ayotzinapa o la Casa Blanca de la primera dama.
De hecho, ha mostrado institucionalidad y se ha sumado sin condiciones a las tareas del gobierno de la República, lo que incluso lo ha convertido en una especie de aliado.
Un aliado que sabe operar en las grandes ligas –especialmente con el PAN, el PRD y el Senado-, que es útil y que ha estado ahí en momentos difíciles en los que la lealtad de los gobernadores, incluso de aquellos que no son del PRI, se ha puesto a prueba.
No son amigos, pero Peña Nieto y Moreno Valle mantienen una relación política sin cartas marcadas, lo cual ya es ganancia en medio de tanta turbulencia nacional.
En Los Pinos saben muy bien que el poblano mira y camina con todo derecho hacia el 2018, pero el poblano ha dejado muy en claro que entiende que no es golpeando al presidente como va a llegar a su meta.
Pero hay algo más: algo que tanto Peña Nieto como los integrantes de su gabinete valoran sobre manera.
A diferencia de todos, absolutamente todos los gobernadores del país, Moreno Valle siempre llega con un proyecto en las manos; una idea trabajada; una maqueta terminada; una ruta clara para financiar tal o cual obra; una propuesta en firme para unir en una tarea en común a la federación con el estado…
Y todavía mejor: él mismo realiza directamente, sin intermediarios, la gestión con los titulares de las dependencias del gobierno de la República; no sólo no delega en sus secretarios o subsecretarios: Moreno Valle se involucra personalmente de tal manera, que él mismo lleva el control, la supervisión y el seguimiento de los temas… hasta su conclusión satisfactoria.
Gobernador de tiempo completo, aplica el mismo modelo que le funcionó para lograr que Audi viniera a Puebla, el principal logro de lo que va de su sexenio: la obsesiva persistencia.
No es extraño, por eso, que los funcionarios federales no duden a la hora de venir a Puebla y que desde el epicentro del poder en el país, se apoye a ojos cerrados los proyectos de Moreno Valle, valorado por todos los hombres del presidente como un gobernador con iniciativa.
Lo dejó en claro el propio Peña Nieto en las entrevistas que concedió a medios locales durante su reciente visita para acompañar al gobernador a reinaugurar el Hospital para el Niño Poblano: “La verdad es que aquí en Puebla ha habido una muy buena coordinación, un trabajo de equipo muy favorable, de gran entendimiento entre la autoridad estatal y el gobierno de la República”, explicó.
Más o menos parecido a lo que dijo hace unos días el subsecretario de la SCT, Raúl Murrieta Cummings, quien señaló que a pesar de pertenecer a un partido político distinto al del presidente de la República, Moreno Valle “ha sido tremendamente solidario, tremendamente cercano con el gobierno federal” para impulsar proyectos de infraestructura en el estado de Puebla.
Ese, no otro, es el gran “secreto” de la estupenda relación entre el presidente y el gobernador.
Algo que no acaban de entender los priístas que alientan un escenario de guerra y ahora, desde su ignorancia, hablan de una complicidad perversa entre ambos.
Tan desesperados andan que tachan a Peña Nieto de “traidor” a su partido –como si fuera un Zedillo cualquiera-, bajo el falso, ridículo argumento de que Moreno Valle ya es el “candidato” del presidente por tal o cual arreglo con los poderes fácticos de México.
No comprenden que sus buenos tratos son más ortodoxos de lo que se ve a simple vista.
Nada que ver con magia, brujería o algún milagro atribuible a la Virgencita de Guadalupe.
Simple y sencillamente, obedecen al bello arte de la política.
Hete ahí el gran “secreto” de la “luna de miel” entre el presidente y el gobernador, el gobernador y el presidente.
¿Alguna duda?
***
Encabezados por Manuel Bartlett y Ricardo Monreal, un grupo de legisladores de “izquierda” se presentó la noche de este miércoles a Casa Puebla exigiendo una audiencia con el gobernador Moreno Valle, ausente en ese momento de la residencia oficial.
Los entenados del dueño de Morena, Andrés Manuel López Obrador, consideraron “urgente” la entrevista con el jefe del Ejecutivo.
¿Los temas?
La “represión”.
Los “presos políticos”.
Etcétera, etcétera, etcétera…
Y a pesar de que no tenían cita, fueron atendidos amable y diligentemente por la secretaria particular, Mercedes Aguilar.
Al terminar, salieron de Casa Puebla e hicieron toda clase de declaraciones, la mayoría subidas de tono, en las que hablaron de “intolerancia” y “cerrazón”.
Pero ni Bartlett ni Monreal ni sus acólitos dijeron la verdad.
Y la verdad es que desde el pasado 19 de enero, el jefe de la Oficina del Gobernador, Juan Pablo Piña Kurczyn, dio contestación mediante el oficio JOG/001/2015 a la solicitud de audiencia presentada por Fernando Jara Vargas, secretario general del Comité Ejecutivo Estatal de Morena, señalándole que “dada la distribución de competencias entre las dependencias de la administración pública estatal en términos de lo dispuesto por los artículos 83, de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Puebla, 3 y 34 fracción I de la Ley Orgánica de la Administración Pública del Estado de Puebla”, serían recibidos con mucho gusto, en cuanto pudieran, por el secretario General de Gobierno, Luis Maldonado Venegas, en Casa Aguayo.
Pero Bartlett, Monreal y compañía hablaron y hablaron y volvieron a hablar de bla-bla-bla-bla…
Se entiende:
Es tiempo de estridencias.
De gritos.
De manotazos y sombrerazos.
De llevar agua al molino.
De parecer “demócrata”.
De erigirse en “defensor” del pueblo bueno contra el gobierno malo.
Es, cómo no, año electoral.
Y el negocio hay que atenderlo.
Como marca el manual.