Una lucha muy desigual -similar a la bíblica de David contra Goliat- es la que ha emprendido el presidente municipal de San Pedro Cholula, José Juan Espinosa Torres, contra algunos funcionarios del gobierno del estado reacios a apoyar en temas comunes como la seguridad a quien ya ven como un muy probable actor electoral en 2016 o 2018.
Como escenario inmediato está una polémica –que crece- en torno al Cereso de San Pedro Cholula, que es ya una auténtica bomba de tiempo. Pero como telón de fondo, aparecen rencores y diferencias tal vez irreconciliables y alimentadas por el origen político del joven alcalde que llegó al poder bajo el cobijo de una coalición multipartidista.
El pasado 21 de mayo, mediante el oficio PM/190/2014, José Juan Espinosa presentó ante el gobierno del estado una solicitud para reubicar lo más pronto posible la cárcel municipal, pues “se encuentra en el centro de la ciudad, poniendo en riesgo la operación y seguridad de la población (…) además de tener una sobrepoblación por ser una instalación que no cubre las necesidades para operar de manera adecuada y eficiente”.
Aunque la petición iba dirigida por protocolo al gobernador Rafael Moreno Valle, en realidad era para los dos encargados directos del tema: el secretario General de Gobierno, Luis Maldonado Venegas, y el secretario de Seguridad Pública, Facundo Rosas Rosas. Sin embargo, ninguno de los dos altos funcionarios ha respondido, pese a la gravedad, y urgencia, del asunto.
En los últimos días han corrido versiones sobre inminentes fugas o motines de reos, versiones canalizadas a través de un custodio –de nombre Camilo Adán Hernández- que pretende aprovechar el río revuelto para convertirse en el nuevo director, en sustitución de María del Consuelo Reyes Rojas.
Hasta el momento, por fortuna, nada ha sucedido, pero el riesgo es latente… Sobre todo en un penal donde únicamente hay 15 guardias por turno para cuidar a 600 internos, algunos de alta peligrosidad.
El problema, empero, parece ser más político –y de “grilla”- que técnico. Y es que a José Juan Espinosa hay quien no le perdona su afiliación partidista –es de Movimiento Ciudadano, antes Partido Convergencia- y algunas de sus últimas declaraciones públicas, exigiendo un trato igualitario al que el gobierno estatal da a Puebla capital, en materia de pavimentación con concreto hidráulico, el programa “Peso a Peso” o los operativos de seguridad.
“Estamos conscientes de que tenemos que trabajar coordinadamente con el gobierno estatal, pero debe exigir a sus funcionarios que dediquen más tiempo a atender la demanda social y dejen de lado sus proyectos político–electorales, para que se logre sacar a los municipios del rezago en que se encuentran”, dijo, por ejemplo, el martes en una rueda de prensa en la que anunció que rendirá informes cuatrimestrales.
Y aunque por supuesto no lo precisó, el alcalde de San Pedro dijo lo que dijo teniendo en mente a Maldonado y Rosas, quienes desde el inicio del trienio han marcado su raya respecto a San Pedro Cholula, especialmente en el delicado tema de la seguridad pública.
El vacío extraña sobre todo en el titular de la SGG, un político de altura, sensible a las necesidades sociales y ajeno a fobias propias de otra época.
Pero tal vez la política –siempre la política- esté en medio haciendo otro de sus juegos absurdos: Maldonado, hay que recordar, es hoy perredista pero antes, mucho antes de su nueva filiación, perteneció a Convergencia, que incluso dirigió a nivel nacional y del que salió enfrentado con el grupo de Dante Delgado, grupo del que precisamente forma parte José Juan Espinosa, a quien varios observadores ven con posibilidades de pelear la minigubernatura en el 2016 o la “grande” en el 2018, agitando la bandera de una izquierda o a nombre de una presunta izquierda hasta hoy inexistente en el estado.
¿Será que en distintos frentes y flancos, incluso en los del PRD y Convergencia, se está dando ya de forma adelantada la disputa por el poder, dejando de lado lo verdaderamente prioritario, como la reubicación de un Cereso que puede incendiarse en cualquier momento?
¿Será que a José Juan Espinosa y a sus colaboradores les ha faltado prudencia y paciencia para saber negociar con el Estado y obtener lo que otros alcaldes, destacadamente el de Puebla, Tony Gali, han logrado en colaboración con los hombres fuertes de Casa Puebla?
¿Será que otra vez las pasiones y las obsesiones de los políticos siguen estando por encima del interés general de la sociedad?
¿Será?
Como diría el clásico: Son preguntas, conste.