En Puebla, el PRD, la principal fuerza política de la llamada “izquierda”, se ha convertido en una Sociedad Anónima de Capital Variable.
En eso lo transformó el grupo que controla el actual senador Luis Miguel Barbosa Huerta, quien desde hace más de 15 años lo mantiene bajo su poder, ejerciendo un cacicazgo político digno de un análisis profundo.
Nada, absolutamente nada, pasa sin su autorización; la plaza poblana -como él dice- es de su propiedad.
Así lo ha hecho con todos los dirigentes locales que ha impuesto; quienes han desobedecido sus órdenes, son destituidos y enviados al olvido político.
Pero por supuesto Barbosa no opera solo. Hoy quien le mide el pulso político poblano al senador, quien lo mantiene al tanto de todo, quien gestiona y quien hace las recomendaciones, es el cuestionado dirigente local, Erik Cotoñeto Carmona.
Son felices los días que corren para Nueva Izquierda, su tribu. Tocados e iluminados por el poder político del país, Barbosa y sus referentes nacionales –Jesús Ortega y Jesús Zambrano- andan muy contentos, presumiendo al interior del PRD el trato que les ofrece el presidente Enrique Peña Nieto. De hecho, su conocido colaboracionismo con el Pacto por México les da todavía para más y cada día se sienten más cercanos al PRI y a Los Pinos.
Tal vez por eso Barbosa Huerta ha preparado -y tiene listos- dos escenarios electorales para los comicios locales del 7 de julio, algo que el propio gobernante poblano ni siquiera imagina.
El primero es, por supuesto, ir en una coalición total con el PAN, Nueva Alianza y el partido de Rafael Moreno Valle, Compromiso por Puebla.
Pero el otro podría acabar siendo la gran estafa perredista, pues si bien este fin de semana el Consejo Estatal votará a favor de la alianza con Acción Nacional, después Barbosa dejará en manos de los órganos nacionales del sol azteca la última decisión sobre la política de coaliciones; incluso, de último momento, la Comisión Política Nacional del PRD podría mandatar al dirigente nacional, Jesús Zambrano, para declarar que en Puebla no hay condiciones para caminar, como en 2010, junto al blanquiazul.
Los argumentos –y los pretextos- tal vez sobren; por eso, “Los Chuchos” poblanos en los últimos días han empezado a encarecer la negociación con Moreno Valle, pues han construido su propio plan de vuelo.
Registraron 344 planillas para ayuntamientos, los 26 distritos y la lista de diputados plurinominales. Es más, en los pasillos del viejo edificio amarillo, algunos prominentes “barbosistas” lo hablan por todos lados: “Si no nos dan lo que pedimos, ni madres que vamos con ellos”.
Y es que de cara a su propio proyecto político personal de largo alcance (la gubernatura de Puebla), Barbosa Huerta se ha dado cuenta de algo muy importante: en estos momentos le deja más dividendos políticos irse solo que acompañado; así queda bien con el presidente Peña Nieto, se lava las manos ante los reclamos morenovallistas (“No fui yo, fue el PRD nacional”) y engaña a sus adversarios internos de siempre: “Los Bejaranos” y la corriente ADN.
La dirigencia nacional, por ahora, no tiene agendado el caso Puebla; la delegada estatal, Mara Cruz Pastrana, ha dicho que la prioridad para el PRD local es una alianza con las izquierdas. Será hasta el último momento, en los primeros días de marzo, cuando se conozca el verdadero destino del perredismo poblano.
Eric Cotoñeto y su grupo lo saben: las cabeceras municipales que han pedido, como Zacatlán, Izúcar de Matamoros, Tehuacán, Ajalpan, Ciudad Serdán, Huachinango y San Pedro Cholula, difícilmente les serán entregadas por Moreno Valle; a lo mucho solo la de Izúcar de Matamoros.
De los ocho distritos, solo tienen uno en la ciudad y otro en el interior del estado; para las plurinominales, solo les tocaría una.
Nada tontos, hacia afuera siguen declarando que están por la coalición con el PAN, pero hacia adentro se ven más cercanos al partido que dirige César Camacho Quiroz.
El negocio partidario tampoco lo dejan, se preparan para cualquiera de los dos escenarios, aunque les gustaría más irse solos, pues el reparto del pastel les conviene; el “selecto” grupo de Cotoñeto Carmona ambiciona todo: la izquierda solo es su justificación.
La diputada federal Roxana Luna Porquillo y Jorge Méndez Espínola están excluidos y no asistirán esté sábado al Consejo Estatal.
Con el apoyo financiero del Senado, más los 50 mil pesos mensuales de varios ediles municipales a cambio de la protección en sus cuentas públicas y la promesa de candidaturas, lograron el registro de planillas con los 15 delegados políticos.
Hoy, todo el bloque que encabezan “Los Chuchos” quedó inscrito para algún puesto de elección popular: Erik Cotoñeto, para regidor en la capital poblana; la hermana del regidor Arturo Loyola, de igual manera; el propio Loyola, la señora Socorro Quezada, Ariel Manelic, Julián Rendón y Arturo de Rosas, entre otros, para diputados plurinominales; Miguel Ángel de la Rosa, Elva Cerezo, Ruth Castro, Gabriela Viveros, Miguel Tamayo y Mario Franco, para alguno de los 26 distritos; en tanto, los recomendados por la “camarilla” dirigente serán regidores en algunas de las principales cabeceras municipales.
Contralores internos, contadores, directores de obra, tesoreros, despachos contables autorizados y constructoras, son otro bloque externo de este negocio electoral, que se prepara para participar en las elecciones.
“Los Chuchos” andan felices, por fin tienen recursos frescos; el IEE le depositó 10 millones de pesos.
Los principios, los valores y las ideas de la izquierda quedaron para mejor recuerdo, lo fundamental para esta “elite” es el dinero, los puestos, el control de la franquicia amarilla y preparar el entramado para la aspiración gubernamental del señor senador Barbosa.
Un verdadero ídolo para la cúpula perredista local. Un gurú, una especie de guía “moral” con poderes más allá de lo normal, al que todos, todos ellos quieren imitar.