Una auténtica revolución se vivió este martes en el Centro INAH del estado.
Y es que a primera hora se presentaron la secretaria técnica y la coordinadora jurÃdica del Instituto Nacional de AntropologÃa e Historia con una sola misión.
Obligar al delegado José Miguel Rivas GarcÃa a firmar su renuncia, con carácter de irrevocable.
Sin decir agua va, el funcionario fue fulminantemente despedido y sustituido por José Francisco Ortiz Pedraza, un viejo conocido de los poblanos debido a que ocupó esa misma posición en plena crisis por el sismo de 1999.
Rivas GarcÃa se convirtió asà en la primera vÃctima del teleférico de Puebla, tal vez el proyecto más controvertido del gobierno morenovallista.
Sólo duró ocho meses en su encargo, tiempo durante el cual actuó más como un empleado de Casa Puebla que como un servidor público independiente, ajeno a intereses polÃticos y con criterio profesional.
La expedición de un permiso apócrifo para el teleférico, a espaldas del Consejo Nacional de Monumentos Históricos del INAH, que es el máximo órgano de decisión en temas de controversia, fue la gota que derramó el vaso.
Inevitablemente Rivas GarcÃa quedó atrapado en su propio laberinto. Pifia tras pifia, mentira tras mentira, cavó su tumba. Nunca logró justificar su tolerancia y oÃdos sordos frente a los atropellos al patrimonio del estado. Y ello le costó la cabeza.
Directivos del INAH Puebla cuentan que lo más curioso es que se sentÃa más fuerte que nunca en el cargo.
El pasado lunes, incluso, aseguraba, en una más de sus patrañas, que gracias a él, Rafael Moreno Valle podrÃa continuar y concretar el teleférico, cuyas obras están suspendidas por mandato judicial.
La verdad es que será en unos dÃas más cuando el Juzgado Cuarto de Distrito decida el futuro del proyecto y le dé luz verde –aunque ya no se podrá terminar, como era la idea inicial, antes del Tianguis TurÃstico 2013-, pero no gracias al hoy ex funcionario.
Mientras tanto, el nuevo delegado habrá de empezar a limpiar el cochinero dejado por Rivas GarcÃa y dar sustento normativo, legal y técnico a las decisiones del INAH, un organismo colapsado, desprestigiado y sobre todo utilizado como instrumento de los gobiernos de Enrique Peña Nieto y Moreno Valle para seguir evidenciando la enorme distancia que los separa.
¿O me equivoco?