Arturo Luna Silva
No se lo cuente a nadie, pero la Fundación Equidad y Progreso A.C., que preside René Cervera y que entre otras cosas sirve como plataforma social de las aspiraciones presidenciales de Marcelo Ebrard Casaubón, tiene en agenda para el próximo 7 de diciembre la visita a Puebla del gobernador del Distrito Federal.
Salvo que haya cambios de última hora, Ebrard estará en el estado y vendrá, por supuesto, a ratificar los fuertes y conocidos lazos que lo unen con no pocos políticos poblanos, especialmente con el gobernador electo, Rafael Moreno Valle, pero sobre todo a dar informalmente el banderazo de salida de lo que ya es inocultable: su precampaña hacia Los Pinos.
Fuentes enteradas de los detalles de la gira señalan que el objetivo es que la visita a Puebla del influyente perredista no pase de ninguna manera desapercibida; de hecho, se intentará que encabece un magno evento, en el que esté representada la mayoría de los sectores sociales, sin exclusión de nadie, con ánimo plural y un público heterogéneo y abierto a escuchar el proyecto de una izquierda moderna, inteligente y tolerante, ajena a los famosos radicalismos de los autodenominados herederos de Marx.
Desde hace más de una semana se afinan desde la ciudad de México los detalles para la visita de Ebrard, quien por ningún motivo quiere protagonismos de ninguno de los líderes de las tribus locales que, trapecistas y maromeros profesionales, intentan subirse al proyecto más por oportunismo que por convencimiento.
En Puebla las principales corrientes del PRD que dicen apoyar a Marcelo son: Nueva Izquierda (NI), Foro Nuevo Sol (mejor conocidos como “Los Amalios”) y Alianza Democrática Nacional (ADN).
Elías Miguel Moreno Brizuela, secretario de Protección Civil del D.F., ya tiene en sitios clave del estado un pequeño –pero efectivo- equipo de promoción trabajando a ras de suelo a favor de Ebrard, cuyo camino, empero, no luce tan fácil como se cree, pues primero deberá evitar la anunciada colisión con Andrés Manuel López Obrador y, de paso, la atomización de las izquierdas activas en el país.
Por ejemplo: uno de sus posibles aliados, el Partido Convergencia, vive momentos de indefinición, pues mientras el cacique naranja, Dante Delgado, apoya y apoyará con todo a AMLO, otro grupo nacional del mismo PC –en el que estarían ubicados el próximo secretario de Educación de Puebla, Luis Maldonado, y el diputado electo José Juan Espinosa- busca hacer causa común con Ebrard.
En el PRD harán hasta lo imposible para lograr una candidatura de unidad que, encabezada por Ebrard, pueda plantar cara o de plano desinflar a un candidato con el potencial del priísta Enrique Peña Nieto, pero saben que López Obrador no cederá.
Se piensa que AMLO y la cerrazón de sus redes de apoyo lo llevarán hacia una candidatura marginal con el respaldo del PT y una facción de Convergencia. Lo único que lo evitaría será un Ebrard fuerte, muy fuerte, en las encuestas y con estructura y simpatías amplias en los estados que, como Puebla, resultan electoralmente indispensables para ganar la Presidencia de la República.
No es casual, por eso, que el jefe de gobierno capitalino empiece a voltear a Puebla y a poner un pie –y la mitad del otro- en la tierra que pronto empezará a gobernar su amigo Moreno Valle, con quien por cierto tiene un acuerdo pragmático cuya vigencia depende del rumbo final que en su momento tome Elba Esther Gordillo, cuya definición de cara al 2012 (¿jugará con el candidato de Felipe Calderón?, ¿optará por el candidato de Carlos Salinas y Televisa: Peña Nieto? o ¿apoyará a su querido “Carnal” Marcelo?) más de uno espera con impaciencia.
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Hoy, muy temprano, Rafael Moreno Valle, junto con su equipo más cercano, viaja por aire hacia la ciudad de Oaxaca para estar presente en la toma de posesión de Gabino Cué, el primer gobernador de las exitosas alianzas electorales 2010 que empezará su mandato constitucional.
También a buena hora, y antes de irse igualmente para Oaxaca, se prevé que los dirigentes estatales del PAN, PRD, Nueva Alianza y Convergencia ofrezcan una rueda de prensa en el D.F. para denunciar el albazo de la mayoría del PRI para adueñarse caciquilmente del Legislativo poblano a través de la famosa Junta de Coordinación Política.
Y es que esto es la guerra.
Ahora sí.