Arturo Luna Silva
La confirmación sobre la incorporación en el equipo de transición de Rafael Moreno Valle de personajes directamente ligados a Elba Esther Gordillo, ha causado algo más que curiosidad.
De hecho, ya levantó cejas y metió ruido hasta en algunos aliados del gobernador electo, como el PRD y Convergencia, cuyos dirigentes estatales ya se pronunciaron abiertamente en contra de, por ejemplo, Luis Carlos Ugalde, el ex presidente consejero del IFE que, como tal, fue actor central de la cuestionada elección federal de 2006 y que hoy está habilitado -y reconocido- como súper asesor del grupo ganador de los comicios del 4 de julio.
Se sabe que la participación de Ugalde, así como la de otro allegado a la dueña del sindicato magisterial, Emilio Zebadúa, ex consejero electoral y presidente de la Fundación SNTE para la Cultura del Maestro, en el equipo morenovallista, se quiso mantener no en secreto pero sí en un bajo perfil.
¿La razón? Precisamente evitar los cuestionamientos que su intromisión empieza a causar entre la sociedad informada y algo más: impedir que se empiece a notar desde ahora la influencia que sin duda va a tener Elba Esther Gordillo en decisiones estratégicas (y algo más) del gobierno que iniciará funciones en febrero del año próximo.
De hecho, hasta sus voceros informales saben que si hay un tema incómodo para Moreno Valle, y que incluso lo irrita a grado extremo, es precisamente ése: el recordatorio o la reiteración pública de sus nexos o vínculos o acuerdos políticos no escritos con la Gordillo, pues la mayoría de las veces, justa o injustamente, lo hacen ver como un instrumento más de los grandes, grandes intereses de ésa, la controvertida mujer más poderosa de México, sin duda un factor decisivo para el triunfo electoral de la coalición “Compromiso por Puebla”.
Fue el caso, el pasado viernes, del diario “Reforma”, que a través de su influyente columna institucional (“Templo Mayor”), retomó lo que aquí en Puebla ya se empezaba a comentar en las mesas políticas con marcados signos de admiración.
Así lo consignó:
“El que sigue dando sorpresas con la integración de su equipo es Rafael Moreno Valle, quien al parecer emulará a su antecesor, Mario Marín, y formará un gabinete precioso.
“Por lo pronto ya tiene dos asesores de lujo. Uno es el polémico Luis Carlos Ugalde, quien luego de algunos años en la sombra reaparece con su propia consultoría.
“El otro sería Emilio Zebadúa, también ex consejero del IFE y actual presidente de la Fundación del SNTE, quien entraría a cuestiones de política educativa.
“Y si en estos dos fichajes alguien ve la sombra de Elba Esther Gordillo, lo más probable es que esté en lo cierto”.
Hasta ahí la cita.
¿Cuál va a ser el papel real de Elba Esther Gordillo en el gobierno morenovallista? ¿Hasta dónde llegará su influencia? ¿Acaso sus operadores (Ugalde, Zebadúa, etcétera) serán, desde la comodidad que otorgan las sombras, los verdaderos jefes de los secretarios que lleguen al gabinete? Sólo son algunas de las preguntas que muchos se empiezan a hacer en Puebla y más allá de sus fronteras, pero cuyas respuestas sólo tiene el mandatario electo.
Lo único cierto es que la sombra de “Doña Perpetua” ya se cierne sobre Puebla, donde empieza a tejer su inmensa y conocida red de intereses y complicidades. Los que saben dicen que habrá que irse acostumbrando. –lo que no es lo mismo que resignándose-.
(Por cierto, mañana le cuento cómo y en qué momento histórico de México, Luis Carlos Ugalde apareció como uno de los asesores más cercanos a la Maestra con mayúsculas).