Por muchas razones, algunas institucionales, otras jerárquicas, unas cuantas misteriosas y otras más temerosas, nadie o muy pocos se atreven a decirle “no” a un Presidente de la República. Ocurre desde siempre en nuestro sistema presidencialista, más en los tiempos de antaño que en los actuales, pero la lógica obliga a que, cuando no se le puede complacer al titular del Poder Ejecutivo, se busque matizarle los hechos para que no se tenga que pronunciar abiertamente un “no”. Una poblana lo hizo en un tema de vital interés de Andrés Manuel López Obrador.
La comisionada presidenta del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai), Blanca Lilia Ibarra Cadena, ofreció un no rotundo a la petición.
Un “no” expedito.
Un “no” sin eufemismos.
Un “no” sin palabras adornadas.
Pero, sobre todo, un “no” legal y fundamentado.
Un “no” irrebatible.
Apenas hace un par de días, López Obrador insólitamente le pidió por escrito al instituto que realizara una investigación sobre la riqueza de los dueños y conductores de LatinUs.
Una solicitud con aroma a exigencia, en el contexto de la investigación de la popularmente conocida como “Casa Gris”, del hijo primogénito del Presidente.
La que detonó Carlos Loret de Mola.
La poblana Blanca Lilia le respondió, en su calidad de cabeza del Inai, que la institución no tiene facultades para ello.
Ni constitucionales ni en normas secundarias, por supuesto.
En la sesión de este miércoles, Ibarra leyó la repuesta:
“… es necesario que los sujetos obligados que cuentan con la información ahí referida resuelvan sobre su existencia en los archivos a su cargo y la naturaleza que esta tiene de conformidad con sus atribuciones legales (…)
“Le sugiero dirigir su solicitud de información a los jueces sujetos obligados citados, para que sean quienes puedan pronunciarse al respecto”, dijo.
La referencia es, obviamente, al Servicio de Administración Tributaria (SAT), la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y registros públicos de la propiedad.
Instancias a cargo del propio Poder Ejecutivo.
La negativa era muy previsible.
En su mañanera de este miércoles, al respecto, el presidente dijo que “me quiebro, pero no me doblo”.
Y lanzó una nueva advertencia:
“Cuando hablo que el señor Loret de Mola recibió el año pasado 35 millones es porque tengo las pruebas, nada más que no me deja el Instituto de Transparencia, darlas a conocer y tengo más”.
El propio Andrés Manuel esperaba ya el sentido de la respuesta.
Lo notable de ésta es la contundencia y la gallardía de la poblana Blanca Lilia para decirle “no” al Presidente.
No es una improvisada en tareas difíciles.
Ya antes ha enfrentado cara a cara al poder y sus posibles consecuencias.
Apenas en diciembre de 2020, cuando asumió la presidencia del Inai, lo recordábamos en Garganta Profunda.
“Fue una perseguida política del morenovallismo e incluso su familia sufrió, por el único motivo de hacer ella su trabajo a pie puntillas, con pulcritud.
“Por decirle que no a un gobernador (Rafael Moreno Valle) que, cuando ella era titular del organismo autónomo de trasparencia estatal, quiso que fuera la constructora de la opacidad para su régimen.
“A contracorriente y con valentía, puso primero su profesionalismo y su compromiso con el deber y con Puebla, que las amenazas, persecución y tentaciones, que también seguramente las hubo”.
Hasta aquí la cita a la entrega que titulé “Las batallas de Blanca Lilia Ibarra”.
Ahora le ha dicho “no” a un presidente.
Vendrá una embestida, seguramente.
No es la primera vez.
Ni la última, seguramente, que se mantiene firme.
Y contra viento y marea.
Así es ella.