Al arranque del periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión, en el que la reforma más importante y urgente es la Eléctrica, que implica tres cambios constitucionales, el PRI ha puesto un alto precio a su apoyo al presidente Andrés Manuel López Obrador: que sea “hasta después de las seis elecciones a gubernaturas” de junio próximo, cuando se dictamine.
Sabe el tricolor que sus votos, principalmente, en la Cámara de Diputados, aunque también el Senado de la República, son indispensables para que Morena y sus aliados alcancen la mayoría calificada.
Esas dos terceras partes para avalar las tres reformas constitucionales a los artículos 25, 27 y 28, que requiere el Presidente de la República.
Pero los priístas quieren vender caro su amor.
Su arancel será alto, si aterriza en la realidad legislativa el PRI-Mor.
El próximo 5 de junio en seis estados se realizará la jornada electoral para elegir gobernadores y gobernadoras.
Será en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas.
El Revolucionario Institucional (PRI) va a seis derrotas anunciadas.
Inexorables.
Incluso si gana en alianza con el PAN en Aguascalientes será un mero observador, porque ahí la fuerza y el candidato serán panistas.
Pero hay una ligera oportunidad de conservar uno de los pocos bastiones que le quedan: Hidalgo.
La derrota en la tierra de Miguel Ángel Osorio Chong, ex gobernador, ex secretario de Gobernación del peñismo y coordinador de los senadores del tricolor, sería terrible.
Porque entonces al PRI le quedarían solamente el Estado de México y Coahuila, con riesgo de perderlos en 2023.
Ser derrotado con la alianza con PAN y PRD y la postulación de la secretaria General del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) priísta, Carolina Viggiano, sería una catástrofe.
Porque además es esposa del coordinador de los diputados federales del Revolucionario, Rubén Moreira.
El jefe de los 71 diputados y diputada del Grupo Parlamentario del PRI, en el que apenas hay dos legisladores por Puebla, Blanca Alcalá Ruiz y Lázaro Jiménez Aquino, los dos plurinominales.
De esos 71 votos, López Obrador necesita apenas 57.
Con ello y sus bancadas de Morena, PT y PVEM logra la mayoría calificada.
Sólo esos.
Los demás pueden hacer el berrinche que quieran y no votar o no asistir.
Igual los 113 panistas de esta LXV Legislatura.
57 es el número mágico.
Así se extenderá al PRI-Mor el acta de matrimonio legislativo.