La maraña en que se convirtió el caso de las denuncias de corrupción y la corrupción efectiva en la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA), al final dejó una garantía contundente: en la administración del gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, se combate sin contemplaciones este cáncer y se impone la legalidad.
En el barbosismo se extirpa la corrupción sin concesiones y sin anestesia.
Eso será siempre una muy buena noticia.
El caso de la supuesta corrupción en el sistema de recaudo y publicidad de RUTA, específicamente, terminó por costarle el puesto a Rodolfo Chávez Escudero como director de Carreteras de Cuota Puebla.
El funcionario, quien señaló en este asunto la presunta construcción -en el morenovallismo- de un “modelo de negocio incosteable”, creado con “gran dolo y sobreestimación”, con “sobreprecios en obra y su operación”, no pudo demostrar sus dichos.
Esa serie de acusaciones contra los concesionarios del sistema de recaudo fueron infundadas.
El caso terminó por caerse jurídicamente y amenazó con costarle millones de pesos al gobierno estatal.
Hasta ahora, se ignoran a ciencia cierta las motivaciones que tendría Chávez Escudero para tratar de recuperar las concesiones que se otorgaron en la pasada administración.
Lo que sí quedó en evidencia fue que otorgó un contrato de asignación directa por 9 millones de pesos a la firma Huzzara S.A. de C.V. para realizar todas las gestiones tendientes a recuperar la concesión del recaudo y publicidad en RUTA.
Así, de paso, buscó convencer al gobernador Barbosa de que combatirían un grave perjuicio al erario.
Le aseguró que cerca de 500 millones de pesos al año era el monto de la defraudación.
Falso.
Al final y como pudo constatar el propio mandatario poblano, el caso resultaba muy, pero muy infundado.
De ahí que, luego de semanas de suspensión del cobro en el sistema RUTA, las concesiones se reanudaron.
También, el titular, Chávez Escudero, fue cesado fulminantemente.
Tuvo que realizarse un análisis más profundo.
Escuchar argumentos.
Analizar escenarios.
De todo este pasaje, queda muy claro para todos que las intenciones manifiestas y genuinas del titular del Ejecutivo fueron combatir la corrupción.
Como ha venido haciendo.
Asimismo, que en su gobierno la legalidad se impone caiga quien caiga.
Y en este tema, le tocó a Rodolfo Chávez.
No hay intocables.
Ni dilaciones.