La compleja avalancha de problemas cotidianos de la cuarta ciudad más grande del país, pareciera haber tomado a la presidenta municipal de la capital poblana, Claudia Rivera Vivanco, con toda disposición y arrojo para enfrentarla, pero sin equipo suficiente, ni colaboradores con reflejos ágiles. Esto se mezcla con la inexperiencia y división interna en su gabinete y el Cabildo, además de la amarga lucha contra sus mismos correligionarios de MORENA que desde el Congreso local y federal, y en la cobarde oscuridad, quieren verla caer. En esas arenas movedizas y, pesar de no llevar siquiera un mes en el cargo, la alcaldesa de izquierda va en una batalla a contrarreloj para dar resultados.
Salvo un par de conferencias, con más desaciertos que datos, de la titular de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal (SSPyTM), Lourdes Rosales Martínez, y de las tropezadas entrevistas banqueteras de René Sánchez Galindo, secretario de Gobierno, Rivera Vivanco es quien saca la cara por el ayuntamiento.
No debiera ser así.
Hay la justificada sensación de que no tiene colaboradores, de que es La Gran Solitaria del Palacio Municipal, valga la paráfrasis al título de la novela de René Avilés Favila.
Su súper e indispensable asesor en los tiempos alegres de campaña, Javier Palou, convertido hoy en jefe de la Oficina de la Presidencia Municipal, ha resultado a la vista un problema, más que una solución.
Ni ata ni desata, ni cobija ni enfría.
Tal y como otros más de su séquito, cuya única aparente labor es escoltarla cuando llega, por cierto consuetudinariamente con tardanzas de más de 30 minutos, a sus citas y actos.
Todavía, por ejemplo, no se dibuja una estrategia integral contra el ambulantaje, que amaga además con convertirse en el más grave problema económico de la capital.
Este fue un tema que el anterior gobierno municipal debió reconocer como herencia negativa.
A pesar de que fueron retirados en el anterior periodo unos 200 mil vendedores del Centro Histórico, luego de incluso enfrentamientos con la policía, las organizaciones, con su alta beligerancia, siguen azuzando a casi un millón de personas que se dedican a esta actividad al choque con las autoridades.
Si con esta nueva administración no hay una solución, al menos un paliativo, antes de las ventas navideñas, el perjuicio para el comercio organizado, establecido y que paga impuestos, del Centro Histórico y otras 14 zonas de la ciudad, será devastador.
Eso repercutirá en alguna medida en los empleos y el dinamismo económico de la Angelópolis, sin duda.
A pesar de la inmovilidad de su equipo, en este y otros temas, Claudia Rivera sin embargo le ha entrado a los problemas, aunque en muchas ocasiones, como en las declaraciones a la prensa, sale mal librada.
En 24 días de gobierno, desde el 15 de octubre, ya acuñó la presidenta municipal frases de esas históricas que se quedan en la memoria, por desafortunadas.
Respuestas que además dejan en la opinión pública la percepción de que la morenista se desentiende de los graves conflictos o que, de plano, ni los conoce.
“No hubo reportes al 911, nos enteramos por medios de comunicación, por Cinco Radio...”, fue su respuesta del 18 de octubre, cuando la interrogaron reporteros sobre los linchados de esa madrugada en la Central de Abasto.
“El tema del ambulantaje es porque hay una gran parte de la población que viene y les compra, no es una cuestión del gobierno, no es una cuestión de quitar o de poner”, fue su contestación sobre el grave conflicto económico de la ciudad, el pasado 4 de noviembre.
Y apenas este jueves, esta fue su respuesta sobre la inseguridad, luego de la indignación colectiva por el doble asesinato de los hermanos Saúl e Ivonne Flores Rey, quienes se resistieron a un asalto en su minisúper en la colonia Aquiles Serdán Antorchista:
“Obviamente hay rebases en materia de seguridad, eso lo he dicho desde antes. Está rebasada la capacidad municipal, es una realidad. Nos faltan policías y tampoco vemos a gente formada que quiera ser policía”.
Algo está pasando y el tiempo transcurre con su severo saldo.
Pareciera que se acumulan, aunque aún sin estallar, conflictos con su Cabildo, ya notorios con su partido, el Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), y hay una manifiesta división en su equipo.
Urgen soluciones.
Claudia aún goza de un buen bono democrático y, principalmente, del beneficio de la duda.
JOSÉ JUAN ESPINOSA Y SU REVANCHA DE ATAR
Si alguien dudaba de la cabalidad moral, política y hasta mental del diputado local lopezobradorista José Juan Espinosa Torres, basta ver la nueva arremetida que prepara contra el gobernador Tony Gali, para comprobar que está absolutamente de atar.
El llamado JJ, nos informan, presentará el próximo lunes un exhorto para que los hijos de Gali presenten su Declaración 3 de 3, patrimonial, fiscal y de intereses.
Su nuevo capricho es jurídicamente una aberración, pues los hijos del mandatario poblano no son funcionarios públicos, así de sencillo.
Lo hace como revancha, porque se descubrió que sus hijos menores de edad, en el colmo de los despropósitos, han sido utilizados por él como prestanombres.
Sería mejor que, primero, él aclare su enriquecimiento y los más de 30 millones de pesos de su cuenta y que su esposa, la senadora Nancy de la Sierra, haga lo propio.
Precisamente un elemento más que denota su desquiciamiento, lo protagonizó el ex presidente municipal de San Pedro Cholula la tarde de este jueves en el Congreso, al finalizar la sesión de la Comisión de Infraestructura, cuando encaró al más puro estilo cantinero al director de Carreteras y Cuotas, Roberto Rivero Trewartha, quien le respondió y le respondió muy bien.
Roberto Rivero reclamaba la actitud hostil del JJ y sus escándalos, luego de haber soportado las descalificaciones del lopezobradorista, cuando el hoy diputado lo escuchó, ya cuando bajaba las escaleras, y se regresó retador, con actitud de querer golpearlo, aunque al final solamente le dijo “fíjate a qué vienes, a rendir cuentas”, esfumándose a continuación por una escalera del Congreso.
Y luego dicen que no es necesaria la camisa de fuerza.