Este 2019 será un año de alto riesgo económico para Puebla y sus 217 municipios, que venían recibiendo de las participaciones ordinarias y extraordinarias más altas del país en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF). La decisión de Andrés Manuel López Obrador de recortar en 55 por ciento lo que se entregaba a entidades y ayuntamientos tendrá especialmente en nuestro estado un efecto devastador. La reducción, es inocultable, tiene como fin un control presupuestal férreo y centralista, al más puro estilo priísta, para que el tabasqueño pueda beneficiar a su base electoral, con sus 25 programas prioritarios, para confirmar lealtades y allanar la permanencia de MORENA en el poder.
Las cifras oficiales, en cruce con las que presentó hace unos días el todavía presidente electo, son frías y aciagas.
De un billón 553 mil millones de pesos que se repartieron este 2018 en el gobierno de Enrique Peña Nieto para estados y municipios, como parte del Pacto Federal, López Obrador plantea entregarles solamente 703 mil millones de pesos el próximo año.
Esos son los números preliminares del Proyecto de Paquete Económico para el Ejercicio Fiscal 2019 que deberá entregar al Congreso de la Unión, vía la Cámara de Diputados como órgano de origen, a más tardar el próximo 15 de diciembre.
Por supuesto, a lo largo del año, ya con un Decreto de PEF aprobado, las dependencias de la administración lopezobradorista podrían otorgar recursos adicionales a entidades y ayuntamientos, pero lo hará como graciosa dádiva y no como una obligación.
Esto le da el control casi absoluto de las finanzas nacionales y restringe en sobremanera a los gobiernos estatales y municipales.
Puebla sufrirá especialmente con este tema, pues las participaciones que los ayuntamientos reciben los primeros cinco días hábiles de cada mes se verán también reducidos en la proporción nacional, de 55 por ciento.
A esto hay que sumar que en muchos ayuntamientos los gobiernos salientes dejaron las arcas en ceros, deudas chicas, medianas y grandes, además de la inexperiencia de muchos nuevos presidentes y presidentas municipales.
Esa se hace más visible en las nuevas autoridades emanadas de la alianza Juntos Haremos Historia (MORENA-PT-PES), que gobernará a más de 63 por ciento de los poblanos y los 12 municipios con más habitantes.
AMLO va a privilegiar el gasto en sus 25 programas sociales prioritarios, esos que le ayudarán a tener contenta a su base electoral con el fin de seguir en el poder.
El presupuesto con un uso electorero, ese que tanto criticó el mismo hoy presidente electo.
Eso que sus detractores llaman populismo.
Entre sus acciones “estrella”, con tufo salinista por cierto, están las pensiones para adultos mayores y discapacitados, así como becas para estudiantes; desarrollo urbano en colonias marginadas; apoyo a cultivos básicos para dejarlos de importar; garantizar el acceso a una canasta básica; atención médica y medicamentos gratuitos, entre otros.
La tormenta que viene no es menor.
Los nubarrones ya se veían venir desde hace semanas, cuando la Secretaría de Finanzas y Administración estatal previó una disminución del presupuesto para Puebla de al menos 13.4 por ciento, que se traduce en 12 mil 781 millones menos.
Aun así, prevalece la mezquindad de los diputados federales lopezobradoristas, quienes se niegan a trabajar de la mano con el gobernador Tony Gali para traer recursos a los poblanos.
Ellos siguen privilegiando sus rencores postelectorales.
El malagüero económico se otea.
Y el horizonte no tiene para cuando descampar.
Y Puebla toda perderá en esta triste comedia de absurdos.