Más que merecida, la peor pesadilla de priístas y panistas está a punto de convertirse en realidad: ser derrotados en las urnas por una fuerza ciudadana emergente que, por primera vez en la historia, utilizará el voto nulo como verdadero y generalizado voto de castigo, voto de ira, voto de hartazgo, y que en no pocos distritos será el fiel de la balanza, pues prácticamente decidirá quién gana y quién pierde el próximo 5 de julio.
Un dato que vale la pena recuperar del ejercicio de Indicadores S.C. que ayer le presenté aquí mismo, es el estimado de voto nulo para el estado de Puebla.
La empresa de Elías Aguilar lo calcula en 9%, pero esta cifra -ya de suyo sorprendente y representativa- crecerá todavía más de aquí al 5 de julio, lo que perfila al voto nulo prácticamente como tercera fuerza electoral en la entidad, pasando por encima de los partidos pequeños, como Convergencia, Panal y PSD, y en un descuido humillando a opciones ya conocidas, pero igual de fraudulentas, como el PRD y el Verde.
Llama sin embargo poderosamente la atención que sea en los distritos donde hoy PRI y PAN pelean cara a cara, palmo a palmo, donde precisamente hay un mayor número de electores que manifiestan que van a optar por el voto nulo (o voto en blanco, o “tache a todos”).
Como se puede observar en la gráfica, el voto nulo alcanza 8.3% en el 8 de Ciudad Serdán; 9.9%, en el 9 de Puebla; 13.7%, en el 10 de Cholula; 10.7%, en el 11 de Puebla; 10.4%, en el 12 de Puebla; 11.5%, en el 15 de Tehuacán, y 15.5%, en el 16 de Ajalpan.
Son, repito, los distritos donde cualquiera, sea PRI o PAN, puede ganar.
Vaya paradoja: los partidos que se burlaron o minimizaron el movimiento ciudadano y el clamor de una sociedad harta de su clase política, vivirán o morirán gracias a esos que ahora sí harán que su habitual y tímido silencio se escuche, y duro, en las urnas.
¿Aprenderán la lección?
Personalmente no lo creo.
Otro factor, empero, que marcará sin duda esta sui géneris elección federal intermedia es el de los indecisos, fenómeno que no podemos disociar de los muy respetados, y respetables -aunque uno no esté de acuerdo con ellos-, oficiantes del voto nulo.
Los indecisos serán determinantes, por ejemplo, en los cuatro distritos de Puebla capital, donde incluso es posible el voto diferenciado.
Ayer circularon los resultados de un reciente estudio de Opina, Consultoría Estratégica, del reconocido experto Rigoberto Benítez, en el que se señala que el PRI lleva ventaja en el 6, el 9 y el 12, y va empatado con el PAN en el 11.
No obstante lo anterior, el dato que hay que subrayar es el elevado porcentaje de indecisos que aguardan el 5 de julio para tomar una decisión y que optarán por PRI, por PAN o por… voto nulo.
Estas son las cifras de Opina:
Distrito 6, Puebla:
PAN, 20.0%
PRI, 36.9%
INDECISOS, 28.1%
Distrito 9, Puebla:
PAN, 22.5%
PRI, 27.5%
INDECISOS, 30.3%
Distrito 11, Puebla:
PAN, 26.6%
PRI, 26.6%
INDECISOS, 28.5%
Distrito 12, Puebla:
PAN, 18.8%
PRI, 29.4%
INDECISOS, 34.4%.
Quizá es la primera vez en mucho tiempo que el porcentaje de electores que no saben qué harán con su sufragio pero que irán a las urnas supera, en varios casos, lo que se espera va a alcanzar alguno de los partidos mayoritarios.
Ello plantea un escenario en el que todo, todo puede ocurrir.
El final, pues, será cardiaco; al menos en el de por sí competido campo de batalla de la ciudad de Puebla, debido a los practicantes del voto nulo y a los indecisos, quienes siguen dudando entre castigar al PRI, censurar al PAN o mandar de plano al carajo -como aquéllos- a todos, pero que no son pocos y que se harán sentir.
Haga sus apuestas.
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El diputado priísta Pablo Fernández del Campo se ha convertido, sin exagerar, en una pieza importante en el ajedrez político de la entidad.
Y es que no sólo es el verdadero operador del gobernador Mario Marín (olvídese de “Tontón” Bailleres) para sacar los temas complicados de la agenda en el Congreso del estado, sino que además, discretamente, se ha convertido en un interlocutor válido entre los diversos grupos de poder y de los personajes incómodos para el régimen, con miras a la sucesión del 2010.
Así, lo mismo se le puede ver con los grupos afines del marinismo, como los encabezados por Javier “El Delfín” López Zavala, Enrique Agüera y el propio Mario Montero, que con aquellos que están, la verdad, lejos del ánimo del jefe del Ejecutivo, como la presidenta municipal de Puebla, Blanca Alcalá, y el propio Enrique Doger; y para prueba, la invitación que este último le hizo al joven diputado para asistir a la primera comunión de sus hijas, el fin de semana pasado en “Tres Marías” en Camino Real a Cholula.
No descarte a Pablo Fernández para la alcaldía de Puebla o alguna otra posición de importancia en el futuro. Podría convertirse en un alfil importante en la estrategia del “Gran Elector”.
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