Son prácticamente contados con los dedos de una mano los procesos electorales en nuestro país y en nuestro estado en los que ha habido las denominadas candidaturas independientes, pero ya apestan como si tuvieran decenas de años en el escenario político.
Los principales culpables del rancio olor que despiden estas candidaturas, son los políticos que, con sus viejas prácticas y nuevos resentimientos, buscan cobijarse en ellas y engañar a la población que cree que los “independientes” representan una verdadera opción de cambio, algo menos corrompido o prostituido que lo que ofrecen los partidos.
Y es que, en realidad, son lobos con piel de ovejas.
El caso de Margarita Zavala es de los más simbólicos: la esposa del ex presidente Felipe Calderón no encontró otra salida ante el abierto y burdo bloqueo y secuestro del proceso de definición de candidato del Frente Ciudadano Por México, orquestado por Ricardo Anaya y secuaces.
Zavala, dicen algunos, comenzará de cero al ir como aspirante a la candidatura independiente, lo que no es del todo cierto, pues estructura tiene y mañas también.
Y muchas.
En ese contexto hay que colocar a todo aquel que, al ver frustrados sus intentos en el partido al que ahora pertenece, se martirice y haga berrinche para buscar esta opción, como Eduardo Rivera Pérez, que hace poco coqueteó con MORENA y que ahora ya amagó, pese a la ley vigente, en seguir los pasos de Margarita, su protectora.
Por otro lado, se encuentran los ciudadanos prácticamente despojados de todo vínculo político, que -ellos sí- desde cero se lanzarán a la aventura electoral de 2018.
Sin embargo, aunque esto apenas está empezando, ya hay quienes desde ahora han dado muestra de su escasa congruencia, al recurrir al engaño al más puro estilo de los vetustos políticos.
Ahí está, por ejemplo, Carlos Mimenza, el dizque empresario que dice combatir la impunidad y corrupción y que, en todo foro que se presentó, negó categóricamente que buscaría un puesto de elección popular.
Hoy sabemos que mintió.
En Puebla tenemos nuestro “Mimenza” en Gustavo Arteaga, quien preside la organización “El Arte de Servir en tu Comunidad” y que se ha dedicado a la denuncia de actos de inseguridad en varias colonias de la capital, actividad por demás plausible.
Sin embargo, Arteaga también afirmó una y otra vez en espacios públicos que su intención era meramente ciudadana, alejada de los partidos y sus políticos a los que tanto ha vilipendiado. Ahora lo ha olvidado y se ha registrado para competir por la diputación federal en el distrito 11.
Con este panorama se confirma que la figura de las candidaturas independientes se está pudriendo.
Que no ha sido otra cosa que, en el mejor de los términos, un mal ensayo para darle a los ciudadanos una nueva opción de participación política.
Pero que en realidad el modelo está más alejado de ellos y más cerca de una runfla de vivales.
Y los que faltan…
(Hasta ayer, después de que se amplió el periodo de registro, ya eran 14 los que habían manifestado ante el INE su intención de entrar a la feria de las candidaturas independientes, todos buscando ser diputados federales.
La cifra, por supuesto, será mucho más elevada, pues a final de cuentas, es un gran negocio intentar llegar a algún cargo de elección popular por esa vía.
Aunque habrá que ver quién es el valiente, o la valiente, que logra reunir las firmas ciudadanas de apoyo –entre 260 mil y 330 mil- que marca la ley para obtener el registro, un verdadero trabuco se le vea donde se le vea).