EL EXTRAÑO COMPORTAMIENTO DEL SNTE

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En comparación a procesos recientes, la votación del magisterio se desplomó en la pasada elección de gobernador del estado de Puebla. En tan solo un año perdieron una tercera parte de los 90 mil sufragios que su partido, el Partido Nueva Alianza, había obtenido en los comicios federales de 2015.

La pregunta obligada es: ¿qué sucedió?

¿Por qué este extraño fenómeno?

¿Qué pasó tras bambalinas?

Es decir: ¿dónde quedó la bolita, o quién quiso pasarse de listo?

Los líderes sindicales de las secciones 23 y 51 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Emilio Salgado y Jorge Luis Barrera, respectivamente, han venido señalando una y otra vez que se la jugaron siempre con el actual gobernador electo, Tony Gali Fayad, y que su participación fue determinante.

Los números, empero, dicen otra cosa.

Su actuación fue menos que discreta; decepcionante.

De hecho, su falta de liderazgo en las bases magisteriales ha quedado plenamente exhibida.

Adicionalmente, las células magisteriales que apoyaron abiertamente al PRI actuaron sin recato alguno.

La razón de este sospechoso actuar es muy sencilla.

Como reza el refrán popular: “lo que no es lógico, es metálico”.

O dicho de otro modo, el SNTE jugó en Puebla a dos bandas.

A no perder, vaya.

Prendieron una velita con Tony Gali, al tiempo que repartieron a sus huestes para mostrar su cariño al PRI y a su candidata, Blanca Alcalá.

Corría la segunda semana de campaña, en el mes de abril.

El lugar, un reconocido hotel de la Ciudad de México.

Los líderes del SNTE arribaron acompañados de sus más incondicionales, aquellos dispuestos a simular.

Del otro lado de la mesa los aguardaban el hoy ex dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, y la senadora con licencia Blanca Alcalá.

Sin mayor tapujo, la solicitud de la cúpula priísta consistió en permitir la operación electoral en favor de Blanca Alcalá mediante una estructura paralela de docentes identificados con el PRI.

Además de los secretarios generales del SNTE, estuvo presente el tristemente célebre Eric Lara Martínez, ex dirigente magisterial en Puebla.

Por parte de la sección 23 acompañaron a Emilio Salgado los maestros Ramón Burgueño y Alejandro Chilaca, además de algunos profesores de filiación priísta que serían encargados de aterrizar los acuerdos de la mesa.

Por parte de la sección 51, además de su líder, Jorge Luis Barrera, estuvieron los integrantes de su comité y otros docentes que montarían la llamada estructura paralela por parte de dicha sección sindical.

Lo dicho: el sorprendente desplome en la votación de Nueva Alianza y el incumplimiento de los acuerdos por parte del SNTE poblano tienen una explicación.

Quisieron quedar bien con Dios y con el Diablo.

Sin embargo, quien a dos amos sirve, con uno siempre queda mal.

Y es que dejaron todas las huellas.

Al tiempo.

gar_pro@hotmail.com

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