EL PRD EN SU LABERINTO (Y EL KARMA QUE PERSIGUE A ROXANA LUNA)

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Con la renuncia de Agustín Basave Benítez a la presidencia del Partido de la Revolución Democrática (PRD) se allana el camino para que la corriente mayoritaria, Nueva Izquierda (NI), recupere la hegemonía y se abona el campo para las alianzas, principalmente con el Partido Acción Nacional (PAN), lo que viene muy oportuno en las aspiraciones presidenciales del gobernador poblano Rafael Moreno Valle, quien inauguró estas coaliciones en 2010.

La salida del ex colosista, que argumenta con razón que no tiene la fuerza para encabezar el partido por los intereses tribales, también otorga nuevos bríos al grupo morenovallista en el PRD, a nivel nacional y en Puebla, en donde la ex abanderada a la gubernatura, Roxana Luna Porquillo, llevó al sol azteca al peor resultado de su historia, al alcanzar solamente 3.90 por ciento de la votación, con apenas 75 mil 173 sufragios.

Ni en 2004, con una Lista Nominal mucho menor, a los perredistas les fue tan mal en el estado. En esa ocasión y con un total de 100 mil 157 votos, el PRD quedó en tercer sitio con 5.6 por ciento de los sufragios.

Roxana Luna no solamente dividió, con una campaña de encono y radicalismo, al sol azteca en la entidad, sino que, contradictoriamente a lo que defendía al oponerse a la alianza con AN, puso su candidatura y al propio perredismo que ella representa, al marginal, al que no se suman ni los 12 alcaldes amarillos, al servicio del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Blanca Alcalá.

Con ella realizó un nado sincronizado, al que se integró gustosa también la “independiente” Ana Teresa Aranda, para golpear al gobierno del estado y al gobernador electo Tony Gali.

De hecho, con la impugnación que realizaron coordinadamente PRI, PRD y Ana Teresa Aranda, la ex diputada federal muestra que sigue trabajando para el tricolor antes que para su partido, en el que es secretaria de Movimientos Sociales o aún lo era al menos hasta este fin de semana.

La obcecación de Luna Porquillo por ser candidata, motivada únicamente en su odio personal contra el mandatario poblano, cruzada en la que tuvo la compañía irreflexiva de los líderes de su corriente, Alternativa Democrática Nacional (ADN), aunada al inexplicable sabotaje que Basave representó para la alianza con el PAN en Puebla, a pesar de que la apoyó en Quinta Roo y Veracruz, enterraron al PRD.

LA RECOMPOSICIÓN NACIONAL Y EN PUEBLA

La salida de Basave también significará la posibilidad de que prospere la defenestración de Socorro Quezada Tiempo, por la pésima dirigencia estatal que encabeza y por el peor resultado del PRD en su historia en solitario en Puebla, además de que la legisladora local ya no cuenta con más asideras para mantenerse en esa posición que su relación con el senador Luis Miguel Barbosa Huerta, quien dejó hace un par de años a la corriente NI, conocida con el mote de Los Chuchos, por sus dos cabezas: Jesús Ortega Martínez y Jesús Zambrano Grijalva.

En esa tribu perredista, la que controla la burocracia del partido y que más militantes con cargos de elección popular tiene, están los poblanos morenovallistas, por mencionar algunos, Luis Maldonado Venegas, diputado federal y presidente de la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación; el diputado local Carlos Martínez Amador, ex presidente del Congreso local; el ex funcionario estatal e hijo del gobernador electo, Tony Gali López, a quien por cierto Basave amenazó con iniciarle un proceso ¡por apoyar a su padre en campaña!, entre otros.

Ellos son los eslabones visibles de coincidencia ideológica y de negociación con Los Chuchos, entre cuyos líderes, como el diputado federal Guadalupe Acosta Naranjo, hay un convencimiento pleno de que el PRD deberá ir en 2018 en alianza con el PAN, “con los demócratas” -para citar sus palabras-, para sacar al PRI de Los Pinos.

Es en este punto que la salida del ex priísta Basave de la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) viene tan oportuna al gobernador poblano, quien, a diferencia de su contrincante más fuerte en el PAN, Margarita Zavala de Calderón, sí posibilita una alianza con la izquierda en la elección presidencial.

En la nueva recomposición del PRD a nivel nacional nuevamente veremos, no importa quién asuma la presidencia, el canibalismo tradicional del sol azteca entre las distintas corrientes.

En Puebla, se prevé que, de la mano de Los Chuchos poblanos, el morenovallismo retome la dirección, de facto o formal, y hasta pueda llegar a acuerdos con ADN, Izquierda Democrática Nacional (IDN) -que también vive tiempos de reorganización-, conocida como Los Bejaranos, por su líder René Bejarano, y otras.

En este escenario, Roxana Luna Porquillo queda fuera de cualquier influencia determinante en su partido y su destino será retomar el papel rijoso, radical e irracional que la ha caracterizado, lucrando con los movimientos sociales, pero ya sin el fuero que le daba la curul de la LXII Legislatura.

Sin embargo, ahora una mancha roja, sí, de sangre, persigue a Roxana Luna, quien tanto lucró con el caso y el cadáver del niño de San Bernardino Chalchihuapan, y que aún sigue sin ofrecer una explicación contundente, un pésame sincero y apoyo a la familia del niño que mató su chofer en Nealtican, en el automóvil que está a su nombre y que es de su propiedad, apenas a unas horas de la elección del 5 de junio.

Hay algo que se llama karma. Ella lo sabe ahora.

gar_pro@hotmail.com

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