No, el liderazgo no viene incluido en el cargo. El título de coordinador que ostenta, al menos en el papel, el regidor priísta del municipio de Puebla Iván Galindo, no conlleva el que ejerza liderazgo alguno frente a sus compañeros de fracción. La ascendencia real que este personaje puede tener en los puntos de vista de sus compañeros regidores es casi nula, y se reduce cada día que pasa aún más.
Numerosas son las votaciones en las que el sentido de su voto es desafiado por la mayoría de sus compañeros regidores, quienes terminan sufragando en la dirección contraria.
El regidor Galindo no podría si quiera ganar una votación al interior de su propia fracción.
Los ejemplos abundan, no se trata de hechos aislados.
Y es que para ostentar un liderazgo de facto no basta el cargo.
De hecho, las reuniones de su fracción cada vez son más esporádicas y su poder de convocatoria -si alguno- ha venido decayendo.
Cada vez que él convoca a una reunión, el resultado es similar al de aquellos mítines de Javier López Zavala en la campaña a la gubernatura en el 2010.
Vaya, ni las moscas se aparecen.
Idéntico a las reuniones partidistas del tristemente célebre Pablo Fernández del Campo, un cero a la izquierda, el perfecto fracasado, la burla de toda la militancia, el verdadero payaso de las cachetadas, el “tecito” de por este lado del planeta.
Peor aún, el ingenuo regidor considera que tiene incluso la capacidad de influir en los puntos de vista de las otras fracciones.
Ciertamente, los regidores de la coalición Puebla Unida lo escuchan, pero no ha habido una sola ocasión en la que hayan variado su sentido del voto gracias a los sesudos razonamientos de nuestra diva, perdón, de nuestro soberbio representante “popular” .
Lo escuchan, sí, para que inmediatamente después, por supuesto en corto, se terminen burlando de sus planteamientos.
El último ejemplo se dio el pasado miércoles, cuando se votó el tema del agua.
Y ahí están más de dos testigos para contarlo: aún estando presentes en la instalación del grupo de estudios otros regidores priistas, ninguno quiso votar en el mismo sentido que su coordinador Iván Galindo.
Para ser líder hace falta mucho más que un cargo.
Y más, mucho más que las ansías propias de un bisoño en política, ávido de reflectores, adicto al protagonismo más barato, hambriento de titulares de prensa.
¿O me equivoco?