Este miércoles, la Suprema Corte de Justicia de la Nación le dio un fuerte, definitivo revés jurídico a Ricardo Henaine y a sus abogados, quienes tenían la esperanza de asestar un golpe mortal al gobierno de Rafael Moreno Valle en el –ahora sí- finiquitado pleito por lo que un día se conoció como Valle Fantástico (el famoso “Fraude Fantástico”) y que actualmente es un bien público: el Eco Parque Metropolitano de Puebla. Detrás de la decisión de la Corte hay, empero, toda una historia de tráfico de influencias, que vale la pena contar para entender la dimensión de lo que pasó en el máximo tribunal del país.
En marzo de 2011, el juez de Cholula dio entrada a una demanda del gobierno del estado por la que reclamaba la nulidad de la donación hecha por el gobernador Melquiades Morales Flores a favor del “empresario” y paralelamente otorgó la posesión provisional del terreno al gobierno mientras se resolvía el juicio.
Henaine promovió un amparo ante el juzgado 2º federal, mismo que le fue negado para que se le restituyera la posesión, pero otorgado parcialmente por un tecnicismo legal -imposible de explicar en un par de líneas- que sin embargo nunca ordenó se le devolviera el terreno.
Henaine fue engañado por sus abogados, quienes aseguraron una y mil veces e incluso dieron una conferencia de prensa argumentando que habían ganado un amparo y el gobierno regresaría “de inmediato” el terreno.
Paralelamente, el juicio concluyó en todas sus etapas, incluyendo un amparo de fondo que fue negado por un tribunal de 3 magistrados federales, quienes en agosto de 2012 convalidaron que la acción intentada por el gobierno del estado fue correcta y constitucionalmente válida.
Obstinados con que habían ganado el amparo contra la posesión provisional, sin tomar en cuenta que habían perdido el fondo del asunto y por ende la propiedad y ya no la posesión temporal, Henaine y sus secuaces fueron a tocar puertas.
Concretamente tocaron la del todopoderoso, pero macabro, Manlio Fabio Beltrones, quien no sólo incumplió ciertos acuerdos políticos, sino que usó sus influencias y ascendencia en la SCJN, en concreto sobre el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena –el mismo que liberó, con su voto definitivo, a la secuestradora francesa Florence Cassez-, para revivir el asunto en la Corte.
Es así que Henaine promovió una reclamación en el máximo tribunal de México, alegando que el gobierno del estado había “violado” un amparo contra la ocupación temporal de su terreno (sin contar el fondo del asunto) y por lo tanto se lo debía devolver.
En este tipo de reclamaciones, basta con que un ministro pida “reabrir” el asunto para que eso precisamente suceda. Fue el caso del expediente Valle Fantástico
“Casualmente” la solicitud fue autoría del ministro Gutiérrez Ortiz Mena, quien consideró que no era importante atraer el juicio de amparo de Rafael Caro Quintero o del maestro indígena Alberto Patisthán, pero sí creyó importantísimo, y de extrema urgencia, que la máxima autoridad jurídica del país conociera del asunto del “prominente empresario” poblano.
Así, gracias a Beltrones y el ministro a sus órdenes, la Suprema Corte de Justicia de la Nación atrajo el asunto.
Pero con tan mala suerte que este miércoles, por unanimidad –aunque Gutiérrez Ortiz Mena abogó hasta el final por la causa de Henaine; incluso planteó una indemnización por los juegos mecánicos de Valle Fantástico, sin saber que estos ni siquiera eran propiedad de Henaine-, la SCJN consideró totalmente infundado el recurso promovido y con letras muy claras estableció en la sentencia que el asunto es cosa juzgada. Es decir: que ya no cabe ningún otro medio de impugnación.
Fue el día que Henaine creyó que la Corte le regresaría el predio de Valle Fantástico.
El día que volvió a ser engañado por sus abogados.
El día que su amigo Manlio Fabio Beltrones mordió el polvo.
El día que sumaron otro revés a la larga lista de fracasos desde que esta larga, oscura historia comenzó el día que Henaine se creyó –como diría su ex amigo Mario Marín- “Dios en el poder”.