En la agonía del sexenio que concluye, algunos delegados federales ya ni se preocupan por cuidar las formas.
Es el caso de la señora Myriam Arabian Couttolenc, titular de la Secretaría de Desarrollo Social en el estado.
Y es que este sábado, los trabajadores de la SEDESOL fueron obligados a acudir a un desayuno a favor del candidato de la funcionaria.
Al más puro estilo priísta, se les llevó al Centro Mexicano Libanés para aclamar al gallo de la ultraderecha para la alcaldía de Puebla, el no menos ínclito Francisco (Franco) Rodríguez Álvarez, quien así, sólo así, pudo darse un baño de pueblo.
En lugar de dedicarse a completar satisfactoriamente el proceso de entrega-recepción de su delegación, señalada a nivel nacional, en Bucareli, con foco rojo por la falta de comprobación del Programa de Pisos Firmes y diversas obras, Arabian decidió mover el aparato de la dependencia para inyectar vitaminas a un proyecto que lo único que evidencia, con el paso de los días, es debilidad y confusión.
Y es que pese a los esfuerzos de sus padrinos y el uso –y abuso- de las estructuras de gobierno, que lo financian de forma ostensible, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial sigue sin crecer en las encuestas.
De ahí actos de desesperación como el del sábado por la mañana, cuando el personal de la Secretaría de Desarrollo Social, algunos mediante engaños y otros presionados por las circunstancias laborales que padecen, tuvo que presentarse a escuchar tediosos discursos a favor del candidato de El Yunque.
El mismo que, por cierto, ha causado un cisma en el ayuntamiento de Puebla, pues mientras Franco Rodríguez recibe toda clase de apoyos, el otro aspirante de la ultraderecha, Pablo Montiel Solana, secretario de Gobernación municipal, no encuentra el mismo trato por parte de sus jefes, los formales y los informales.
Pero Myriam Arabian no escatimó en apapachar a su gallo.
De hecho, para que no queden dudas sobre hacia dónde late, y fuerte, su corazón, puso a su sobrina, una jovencita que se hace llamar Michelle Domínguez –aunque su nombre real es Graciela Domínguez- y que trabaja en la delegación de la SEDESOL, a organizar el desayuno en el Centro Mexicano Libanés.
Y es que aprovechando el viaje, también destapó al orgullo de su nepotismo porque la quiere imponer como candidata a diputada por uno de los distritos de Puebla capital, lo que con su presencia avaló la actual legisladora Ana María Jiménez.
En las mesas no dejó de comentarse el doble discurso (¿doble moral?) de la señora Myriam Arabian, ex funcionaria del gobierno de Rafael Moreno Valle –fue efímera secretaria de Desarrollo Social-, pues en privado ha dado órdenes para volcar la delegación a su cargo a favor de éstos, sus proyectos políticos personales, mientras en público condena la utilización de las estructuras de gobierno con fines electoreros.
También fue muy comentado el supuesto menosprecio y ninguneo que Franco Rodríguez ha recibido de parte de Gerardo Maldonado, dirigente del PAN en la ciudad de Puebla.
Él mismo que la pasada semana no le quiso ceder un espacio en el Comité Municipal para sostener una reunión con militantes. Lo que ha causado que varios se desgarren las vestiduras, a grado tal de empezar a dudar sobre las lealtades del líder del blanquiazul. De hecho, con o sin razón, en El Yunque se sospecha que sus simpatías estarían más por el Barrio de El Alto que por el Edificio Empresarial.
¿Por qué será?