José Adolfo Ibinarriaga se llama el consultor contratado por Tony Gali Fayad para competir por la candidatura a la presidencia municipal de Puebla.
Mexicano, profesor del diplomado de Comunicación Gubernamental del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y coautor del libro “El Arte de la Guerra Electoral”, el gurú del secretario de Infraestructura del gobierno morenovallista ha trabajado en más de 35 campañas políticas en Ecuador, El Salvador y Colombia.
Ibinarriaga actualmente es socio-director del Instituto de Artes y Oficios para la Comunicación Estratégica, mejor conocido como El Instituto.
Es ahí desde donde se están decidiendo todos y cada uno de los movimientos de quien en las últimos días ha incrementado de forma notable su activismo político: entrevistas en medios electrónicos, propaganda disfrazada de anuncios de revistas y la utilización subliminal de los positivos de su hijo, el diputado local del mismo nombre, y hasta de la cadena de papelerías “Tony”.
Todo con el fin de construir una “marca”, crear un “producto” electoral y hacer conocido lo desconocido, con la meta de subir de aquí a diciembre el raquítico 6% que las últimas encuestas otorgan a quien, disciplinado y despabilado, sigue al pie de la letra las recomendaciones del despacho que apenas hace unas semanas ganó un Reed Award Latino por la campaña del priísta Rubén Moreira, actual gobernador de Coahuila.
Entre otras, presentarse como un ciudadano sin partido pero simpatizante de las coaliciones multicolores al estilo de Compromiso por Puebla y, sobre todo, diferenciarse de sus competidores a partir de sus conocidos nexos con el PRD y el PVEM, partido este último en cuya dirigencia estatal quiere imponer a su yerno, el también legislador local Elías Abaid Kuri.
Tony Gali quiere llegar a la mesa de Casa Puebla donde se decidirá al candidato con ese atractivo: poder ser el abanderado de una alianza conformada por perredistas y verdeecologistas. Considera que Jorge Aguilar no tiene ni tendrá partido que lo cobije, pues sólo está a la espera de que El Dedo Divino lo designe, y que si bien Fernando Manzanilla se afilió al PAN y está convenciendo a la base panista, su jefe, el gobernador, le está dinamitando los acuerdos y haciéndolo quedar mal con la cúpula yunquista.
El secretario de Infraestructura quiere poner al PRD y al PVEM para que PAN, Nueva Alianza y el neo Partido Compromiso por Puebla se sumen, tal vez, a una megacoalición que lo lleve a él como candidato. Un camino ya recorrido por Rafael Moreno Valle. Si no es él, entonces querrá negociar con esas “canicas” para alcanzar posiciones de poder a favor de su grupo político-familiar. Un trabajo subterráneo que va acompañado de una movilidad mediática y propagandística que ya se acerca a lo frenético.
Junto con su socio Roberto Trad, Ibinarriaga formó parte hasta marzo de 2011 de Cuarto de Guerra S.C., que dirige Carlos Mandujano, asesor de varios perredistas, sobre todo de Marcelo Ebrard; a partir de este último, de hecho, se desprende el acuerdo entre Ibinarriaga y el secretario morenovallista, a quien paulatinamente se le verá más agresivo, más echado para adelante.
Y es que en El Instituto están convencidos de que una campaña interna, o externa, se gana principalmente por las debilidades –y los errores- de los rivales. En ésas anda, precisamente. Tony Gali Fayad.