Arturo Luna Silva
En la última semana, Darío Carmona García fue uno de los secretarios de Educación Pública del país más activos para intentar dar marcha atrás al artículo 9 del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2011, que los obligaría a transparentar la nómina del magisterio.
Según cuentan en San Lázaro, Carmona dio un paso al frente y se convirtió en el titular de la SEP que más presionó a los diputados que son integrantes de las comisiones de Educación, Vigilancia y Presupuesto para evitar que por ley tengan que abrir las nóminas magisteriales.
Principalmente, aseguran, Carmona se manifestó en contra de que estados como Puebla presenten cada tres meses la información actualizada sobre las plazas, información que –como se sabe- incluye a los famosos maestros comisionados.
Y cómo no si de acuerdo con datos de la organización “México Primero”, cruzados con las bases de datos de la SEP federal, Puebla es ejemplo (¿o vergüenza?) nacional en la materia, pues hasta el pasado mes de octubre sumaban 803 los docentes asignados a tareas fuera de las aulas, de los cuales 327 son comisionados asignados al todopoderoso Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Durante todo el sexenio marinista, Darío Carmona hizo circo, maroma y teatro para evitar transparentar las nóminas magisteriales de todos los fondos federales del sector educativo.
Es la hora, por ejemplo, que no se sabe cuántos son exactamente los maestros comisionados a dependencias diferentes a la SEP y cuánto le cuestan al erario por realizar actividades completamente ajenas a aquéllas por las que supuestamente se les contrató.
A nadie por tanto debería extrañarle que, a estas alturas del partido, el intocable –e intocado- secretario poblano a cargo de la Educación Pública insista en practicar la “política del avestruz”.
Pero tampoco que pronto se convierta en uno de los funcionarios marinistas que más explicaciones tenga que ofrecer al nuevo régimen sobre el teje y manejo de una oficina que a kilómetros de distancia apesta a derroche, abuso y corrupción.
Al tiempo.