Sin mucho lucimiento, los aspirantes de la oposición a la Presidencia de la República se han placeado en Puebla, sin impacto. Les ha faltado punch, tanto como a sus partidos y sus dirigencias estatales. Han sido hasta ahora un té frío de manzanilla, que dibuja las condiciones irrelevantes de la oposición poblana.
El presidente de San Lázaro, Santiago Creel, ha venido en un par de ocasiones y da la impresión de que puede conciliar la unidad, en torno suyo, de los panistas poblanos.
Este mismo jueves, el gobernador de Yucatán, el también panista Mauricio Vila, tras inaugurar una exposición, dijo en la capital poblana que también quiere competir por la candidatura presidencial.
Del PRI, un puñado se ha sentado con Beatriz Paredes, lo mismo que con Enrique de la Madrid y Alejandro Murat.
Del inservible PRD, el único que ha venido con intenciones de promoverse es el ex gobernador de Michoacán, Silviano Aureoles.
En general, las que podríamos llamar las corcholatas opositoras, ni entusiasman, ni impresionan.
En este clima, una versión comienza a repetirse en los pasillos y en mesas de café: “en 2024 no se va a poder; ya veremos en 2030”.
Por ese desánimo, cada vez más generalizado, se entiende la apatía con que los dirigentes partidistas locales de oposición reciben a sus corcholatas.
Es como si el calendario hubiera regresado a los años 70 y 80, cuando era imposible ganarle al Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En ese entonces, las campañas de la oposición eran meras sesiones de entrenamiento para un futuro mejor, que podía llegar o no.
Discursos largos y críticas picantes contra el gobierno en turno.
Pero en el fondo, la batalla estaba perdida.
Eso parece repetirse, con distintos actores.
De los presidenciables panistas, Santiago Creel es quien ha venido más ocasiones.
Lo reciben lo mismo el alcalde de Eduardo Rivera, que los diputados locales y federales.
El ex secretario de Gobernación en los tiempos de Fox tiene casi dos décadas anhelando la Silla del Águila.
Todo indica que en esta ocasión tampoco se le cumplirá su sueño.
Pero es bien visto entre los panistas de varios estados.
Particularmente, por los poblanos.
En su más reciente visita, del pasado 6 de junio, Creel dejó tres notas.
Apoya a Lalo Rivera para la gubernatura.
Dijo que el 26 de este mes se definirá el método de selección de candidatos de la alianza PRI, PAN y PRD.
Y se ofreció como mediador entre los grupos en disputa en el PAN local.
Este jueves, tras inaugurar “Yucatán Expone en Puebla”, que estará en el Parque del Carmen hasta el 18 de junio, levantó la mano para la candidatura presidencia de la oposición.
Quedó puntualmente registrada su aspiración.
En tanto, de los aspirantes priístas, posiblemente la visita con más esencia fue la de Beatriz Paredes Rangel, ex gobernadora de Tlaxcala y ahora senadora.
De acuerdo con la también ex embajadora en Brasil, se le puede ganar a Morena.
El régimen, dijo, “no es invencible”.
Vino a mediados de febrero y tuvo varias actividades.
Incluso con muchos asistentes.
Su intención fue levantar el ánimo.
No ha regresado.
Por el PRD, vino Silvano Aureoles a Puebla también a mediados de febrero.
Destapó a Roxana Luna y a Carlos Martínez a la gubernatura.
Fue como una función de stand up.
Se fue.
Tampoco ha regresado, pero dejó sus fotos en algunos anuncios espectaculares que andan por ahí en la ciudad.
Hay tibieza en la oposición.
Los aspirantes ni siquiera inspiran una porra de “presidente, presidente”.
Es la realidad del PRI, del PAN y del PRD.
Posiblemente tienen razón aquellos que dicen:
“En esta no se va a poder”.