A propósito de las denuncias que, ante el Instituto Nacional Electoral (INE), presentaron los dirigentes de la alianza Va por México (PRI, PAN, PRD) contra los tres principales presidenciables de Morena -las corcholatas lopezobradoristas-, habrá que reparar en que esta querella, en lugar de debilitarlos, los fortalece. Da la impresión de que los opositores se han sumado al juego del Presidente de la República y hasta tienen a sus propios favoritos.
La intensa actividad que recientemente han tenido los dos posibles candidatos y la potencial abanderada del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) han tenido en los seis estados en que se renovará la gubernatura, es la causa de la queja.
Se siente incómoda la oposición con la presencia en esas entidades del secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández; de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, y del canciller Marcelo Ebrard Casaubon.
Las corcholatas, como se ha dado también en llamarlos, han estado los últimos fines de semana en Durango, Hidalgo, Aguascalientes, Quintana Roo, Oaxaca y Tamaulipas.
Efectivamente, está permitido a los funcionarios realizar actividad proselitista los fines de semana, en salvaguarda de sus propios derechos políticos.
Sin embargo, la utilización de los aparatos oficiales de los que disponen, podría configurar irregularidades.
De ahí la sanción que han pedido.
La estrategia de la oposición, que según los pronósticos será superada en triunfos el próximo 5 de junio por la alianza lopezobradorista, es desde ahora judicializar esas elecciones.
Y hacen bien los presidentes del tricolor, Alejandro Moreno Cárdenas; del PAN, Marko Cortés Mendoza; y del PRD, Jesús Zambrano Grijalva.
Ellos presentaron esa querella, junto con otra contra una veintena de funcionarios, también ante la Fiscalía General de la República (FGR), por uso indebido de recursos públicos.
Sin embargo, con esta estrategia, pareciera que el matrimonio del PRI-AN-PRD se suma a la excitación política por las corcholatas.
Las que ha señalado Andrés Manuel López Obrador.
A quienes lanzó a la carrerita de la sucesión, desde el año pasado.
La que él controla.
En la que, por cierto, por un escaso margen, Marcelo Ebrard supera a Claudia Sheinbaum.
En la que aparentemente va muy lejos Adán Augusto López, aunque con pasos firmes y cada vez zancadas más largas.
Por cierto, que en los últimos meses, ya con la categoría de corcholata, que le dio el propio Presidente, el canciller estuvo dos veces en Puebla.
El 2 de septiembre de 2021, para inaugurar las nuevas oficinas de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en la capital poblana.
Y la más reciente, el 6 de abril, con tiempo para una visita específica al gobernador Miguel Barbosa, en medio de su agenda de reuniones con varios grupos y para un coloquio.
Otro que, aunque no es corcholata que haya mencionado López Obrador, sí es presidenciable por autoadscripción, es el coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal Ávila, quien estará este viernes en Puebla para reunirse con empresarios.
A 12 días de la jornada electoral en seis estados, en los que en tres tiene una ventaja contundente Morena, dos están apretados y solamente uno tiene una tendencia clara para Va por México, la oposición se ha puesto a seguirle el juego al presidente.
El de las corcholatas.
En de las carreritas.
Y después se preguntan por qué están, como están.